En el marco de las medidas europeas para conseguir una salida a la crisis, encontramos el proyecto Las PYME: pequeñas empresas con grandes aspiraciones puesto en marcha en junio de 2008, a través de La Ley de la Pequeña Empresa. El motivo: generan entorno al 80 % de los nuevos empleos y representan el 98% del tejido empresarial de la Unión Europa, así que son el actual motor económico para dar de nuevo un salto a la normalidad y estabilidad, para un posterior crecimiento. Bruselas recomienda apoyar proyectos de negocio de personas físicas y jurídicas, sobre todo, si evolucionan progresivamente en eficacia, esto es, con una plantilla de al menos 8 trabajadores.
El proyecto europeo, que actualmente están planificando y desarrollando los ministerios de Hacienda, Empleo, Industria y Economía y Competitividad españoles, presenta una serie de pilares fundamentales, que esperamos se vean reflejados en la futura Ley de Emprendedores que podremos analizar en un plazo de dos o tres semanas:
– Reducción de la parte burocrática del sistema: se propone la puesta en marcha de Puntos de Activación Empresarial para Emprendedores, a través de los cuales las sociedades podrán ser constituídas en un plazo no superior a tres días y por un importe inferior a los 100 euros. Actualmente, son necesarios al menos 10 trámites burocráticos y no menos de 47 días para su puesta en marcha. – Modificación impositiva (reducción y bonificación): reducción de los principales tributos Impuesto sobre Sociedades, IVA e IRPF, de tal modo que beneficie tanto a personas tanto físicas como jurídicas. Se está contemplando el seguir el criterio de caja para el pago del IVA -no pagarlo hasta que hayamos cobrado-. Esta última cuestión, probablemente por cuestiones de facilidad de comprobación, está previsto que afecte a las operaciones de venta de bienes y servicios a las Administraciones Públicas. – Un impulso a la internacionalización: deducciones por la participación en eventos tanto en territorio español como en el extranjero con carácter internacional, así como por la contratación de servicios y formación para el impulso al exterior – Business Angel: fomento de la financiación a través de un fondo de capital semilla y la mejora de microcréditos, así como el patrocinio a través de los Business Angels inversores privados. Estos últimos cuentan con beneficios fiscales en la práctica totalidad de Impuestos. – ICO: también está previsto que sea este organismo, junto con las Sociedades de Garantía Recíproca quien tome una relevancia sustancial en materia de financiación de emprendedores, como medida para facilitar el acceso a la financiación, valorándose como presupuesto inicial unos 1.000 millones de euros
La parte probablemente más conflictiva es la relativa a la denominada segunda oportunidad del emprendedor. Europa, con una mentalidad mucho más emprendedora que la española, tiene claro que el concepto de emprendedor se refiere a aquella persona que emprende, valga la redundancia, lo cual no quiere decir que le salga bien a la primera. Así, puede generar una idea de tras de otra e intentar ponerla en marcha hasta que finalmente desarrolla un proyecto exitoso. En España, esta teoría encuentra multitud de trabas legales, fundamentalmente a través de la legislación en materia concursal que pone fin a la trayectoria empresarial al primer intento fallido. Esta reforma sería fundamental dadas las cifras de fracaso empresarial alcanzadas en los últimos cuatro años, otorgando una alternativa a la generación de autoempleo. Esperamos que su desarrollo no quede en el tintero y que su puesta en práctica sea realista.
