Durante la última semana el Gobierno francés precisó que los clubes de fútbol también se verán sometidos a la nueva propuesta de impuesto para ricos presentada por el presidente François Hollande, que no gravará directamente con un 75 % a los que ganen más de un millón de euros, sino a las empresas que se los paguen.
Con esto se desmiente la propuesta inicial donde los clubes, considerados como pequeñas y medianas empresas, se verían exentos. Por tanto, los clubes pasan a ser considerados grandes empresas y a realizar sus pagos a Hacienda como tal. En un primer momento el Consejo Constitucional de Francia censuró el proyecto inicial de esta tasa, por considerar que tenía un carácter confiscatorio. Sin embargo, Hollande afirma que el gravamen tendrá carácter recaudatorio, ya que tendrá un carácter excepcional de dos años y reitera que lo tendrán que abonar las empresas que decidan pagar tanto.
Desde que Hollande ganó las elecciones, con esta norma en su programa electoral, había circulado el rumor de que no cumpliría la promesa y en las últimas semanas, con el fútbol como principal actor, se daba por hecho que el Gobierno galo pretendía modificar sustancialmente su idea inicial. Pero con el Paris Saint-Germain en primer plano, se llegó a dar por hecha una modificación, que durante las últimas semanas quedó enterrada de golpe con las palabras del presidente afirmando que no habrá excepciones.
De acuerdo a esta nueva ley, entre los siete principales sueldos de la plantilla, el Paris Saint-Germain debería hacer frente a un pago de 182,4 millones de euros anuales, que serían 300 millones de euros en total, lo que supondrían para el conjunto francés 70 millones de euros más que lo gastado por el Real Madrid para pagar a su plantilla toda la pasada temporada.
Se ha criticado mucho la llegada de David Beckham al Paris Saint-Germain por 800.000 euros mensuales. Lo que está claro es que su llegada volvió a alimentar todas estas discusiones, sobre todo sabiendo que en un principio quería renunciar a su salario donándolo íntegramente a obras caritativas. Pero, finalmente, no podrá jugar gratuitamente y deberá percibir, al menos, un salario de 2.200 euros brutos al mes.
Una de las consecuencias de la medida es que se frenaría la llegada de jugadores procedentes de otros países. Los futbolistas profesionales se quejan de ser desfavorecidos en Francia con respecto a otros países europeos a raíz de cargas sociales más altas e ingresos menores.
La preocupación existente entre los dirigentes de los clubes por la aplicación de la norma es elevada y son conscientes de que el Paris Saint-Germain, por mucho capital que tenga detrás, no podrá mantener por demasiado tiempo este nivel de gasto. Más aún teniendo en cuenta la aplicación del Fair Play Financiero, que en un plazo máximo de cuatro años obligará a cada club a no gastar más de lo que se ingresa.
Caso del fútbol español
Actualmente las rentas superiores a 300.000 euros anuales pagan un 56% en Cataluña y un 52% en la Comunidad de Madrid.. La controversia llega a la hora de decidir si es el club o el jugador el que ha de hacer frente al pago de esa subida. En el caso de Real Madrid y Barcelona la diferencia de hacer frente o no a esa subida es notoria.
La Ley Beckham, creada en 2008 pero posteriormente eliminada, establecía que los extranjeros en España sólo tendrían que tributar un 24% de sus ingresos, lo que pretendía atraer a muchas estrellas. Pese a la huelga de los equipos de fútbol el Gobierno decidió suprimirla y, desde entonces, los jugadores extranjeros con rentas mayores a 300.000€ tributan, al igual que los nacionales, al 52% y en Cataluña al 56%.
Normalmente, son los clubes los que se hacen cargo del pago de IRPF de sus jugadores, pero mientras los altos ejecutivos de los clubes admiten que la Ley está de su lado, los agentes de los jugadores están poniendo todo de su parte para evitar que la subida del impuesto repercuta en el sueldo de los mismos.
Esto podría afectar a jugadores que no gocen de una titularidad absoluta en sus conjuntos y prefieran acudir a ligas extranjeras, donde el impuesto sea menor y puedan disponer de más dinero, ya que aunque cobren menos en sus contratos, pero proporcionalmente obtienen más dinero. La Liga Española, que una vez parecía un paraíso fiscal para los jugadores extranjeros, parece haberse convertido en una maraña de impuestos de la que algunos no quieren verse envueltos. Muchos de estos jugadores cambian ligas competitivas por ligas menores, pero sabiendo que van a cobrar un mayor sueldo y no les importa perder en lo deportivo siempre y cuando ganen en lo económico.
En los tiempos en que vivimos el fútbol no puede ser un bien intocable como lo fue siempre, pero claro corremos el riesgo de que ese bien seguido por todo el mundo pueda verse afectado y mucho, hasta el punto de desaparecer en algunos casos.