Por fin terminó la crisis. Esto es lo que podemos pensar después de la gran cantidad de noticias optimistas que se han visto durante los últimos días. España vuelve a estar de moda para los inverores; lo pudimos comprobar cuando el fundador de Microsoft, Bill Gates, compraba el 6% de una empresa constructura española.
Además, muchos organismos internacionales tanto públicos como privados, auguran buenos tiempos para la economía española. Vemos como la reforma del sistema financiero está dando sus frutos, los principales bancos españoles han disparado su beneficio un 80% respecto al año anterior. El Íbex 35 ha subido como la espuma en los últimos dos meses llegando a la cota de los 10.000 puntos y se espera que los beneficios mejoren un 26% el próximo año. La prima de riesgo se encuentra en mínimos desde el año 2011 y el bono español está ya por debajo del 4%.
Después de observar todo lo anterior, uno podría llegar al a conclusión que lo peor ya ha pasado, que ya podemos dejar de pensar en la crisis y que todo volverá a ser como antes. Desgraciadamente, esto no es así. Ni es el final de la crisis, ni España está mejor; al menos para el ciudadano de a pie. Para los empresarios de las grandes compañías que cotizan en bolsa, para los políticos, para todo esta gente que vive aislada de los verdaderos problemas que tienen los españoles a los que sí les afecta la crisis; para todos ellos, la crisis si es que la han tenido, ya ha pasado. Sin embargo, para nosotros no.
Un país, con una demografía laboral como la nuestra, que ya comentamos aquí hace una semanas. Con una deuda a punto de superar el 100% del PIB, el segundo mayor nivel de desempleo de la Zona Euro, con ciudadanos que llevan años sin poder trabajar y con una gran presión fiscal… Por favor, como pueden decir que la crisis ya ha terminado… Claro, para las altas esferas sí ya que los inversores vuelven a invertir en nuestro país, pero… ¿y nosotros? Nosotros no notaremos nada de eso. Hasta que no tengamos un nivel de desempleo aceptable, hasta que no bajemos nuestro nivel de deuda; la crisis no habrá pasado. Por más que se empeñen los medios en decir lo contrario ya sea para bien calmar a la población y tratar de silenciarnos o para dar una imagen al extrangero.
La pregunta debe ser, ¿cuándo notaremos nostros, el ciudadano de a pie, que ha terminado la crisis? La respuesta es sencilla, cuando se cree trabajo. ¿Cuándo se creará trabajo? Esta es la pregunta importante. La que la gente que está desesperada quiere ver respuesta. Aunque desde el gobierno ya se están introduciendo medidas para generar empleo, el panorama es bastante desalentador.
La respuesta rápida es, para que España cree empleo neto, debemos generar un crecimiento del 2%. A nivel macroeconómico, el empleo es una variable procíclica, es decir, crece a medida que crece la economía. Sin embargo, presenta un retraso temporal y crece menos que lo que crece la economía. En otras palabras, si la economía crece, el empleo crecerá pero más tarde y menos que lo que ha crecido la economía. Por lo tanto, es necesario un crecimiento relativamente alto, superior al 2% y sostenible en el tiempo. Este crecimiento no está previsto ni para este año ni para el año que viene. Si España genera un crecimiento del 2% no será hasta el 2015 o 2016 siendo optimistas. Por lo que aún quedan dos años en la que la situación será muy parecida hasta ahora. La destrucción de empleo durante los últimos años ha sido excesivamente rápida. Para volver a niveles del 2006, harán falta como mínimo diez años para tener un nivel de desempleo similar.
En definitiva, hasta que no se cree más empleo no se podrá decir que ha temrinado la crisis y para esto aún quedan muchos años por delante. No obstante, al menos todos los indicadores coinciden en una mejora de la economía española, una mejora que no se notará hasta dentro de un largo periodo de tiempo.