Liberalización comercial histórica: horarios y rebajas

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Dada la importancia de los cambios estructurales recientes continuamos analizando por temáticas. Es el turno de las PYME y autónomos, principales afectados por la liberalización del comercio minorista. La principal novedad es que podrán fijar cuando deseen los periodos de rebajas, de tal modo que ya no tendrán que coincidir con las tradicionales invierno y verano de final de temporada. En cuanto a horarios y festivos: libertada para el pequeño comercio y más aperturas anuales en fechas especiales o zonas de especial influencia turística.

Libertad Rebajas

En el ámbito de la distribución, el Ejecutivo ha decidido realizar cambios importantes como parte de las reformas estructurales extraordinarias de estabilidad presupuestaria, que afectan al comercio minorista y, por tanto, a las PYME y autómonos en mayor medida. Tienen como finalidad, según indican, reforzar las posibilidades de incremento de la competencia para que así se produzca un incremento de la actividad económica. La polémica está servida de nuevo: todas estas cuestiones están cedidas a las Comunidades Autónomas, por lo que Cataluña se está cuestionando si plantear un recurso de inconstitucionalidad por invadir sus competencias.

Hablamos, en primer lugar, de medidas de carácter liberalizador en el ámbito de horarios y aperturas de festivos que tienen como origen las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional -FMI- y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE-. La previsión: que tenga efectos positivos sobre la productividad y la eficiencia en el comercio, de tal modo que el consumidor tenga más oportunidades de conciliar la vida familiar y laboral y que genere nuevos puestos de trabajo. La ampliación del régimen especial de horarios tiene como destinatario a las PYME: a los establecimientos de conveniencia -conocidos como tiendas 24 horas- y a las panaderías, gasolineras y otros servicios básicos, se suma las tiendas, cualquiera que sea su actividad, siempre que tengan menos de 300 metros cuadrados. Una única salvedad, que no pertenezcan a ninguna cadena que no tenga la consideración de PYME. Además, se incrementan las aperturas mínimas permitidas en domingos y festivos, que pasan de ser 8 a 10, para las que se debe priorizar en función de los siguientes criterios: rebajas, zonas de especial interés turístico y navidad.

Compras El segundo punto polémico nos lo encontramos en la liberación de los periodos de rebajas y promoción de ventas, que tienen como única excepción las ventas de liquidación. Para las primeras, es imprescindible que hayan formado parte de la oferta habitual del establecimiento previamente y, para las segundas, ningún tipo de restricción, puesto que pueden haber sido adquiridas a proveedores única y exclusivamente para venderlas en condiciones más ventajosas para el cliente. En este caso, esta medida afecta a todos los establecimientos, con independencia de su actividad o su tamaño. La novedad: será el empresario el que determine en qué es más conveniente hacer rebajas en su establecimiento. En cuanto a las liquidaciones, tendrán una vigencia máxima de un año y no se podrán repetir en los tres años siguientes en el mismo establecimiento y para productos similares a la primera, salvo en el caso de cese de la actividad. La intención de los cambios reside en el fomento de la actividad comercial, en el incentivo para el consumidor que puede suponer el comprar más barato en cualquier momento.

Sinceramente, puede que a medio o largo plazo estos cambios conlleven una mayor productividad e incentivo del consumo, tal y como indica un estudio realizado por la UNED, sin embargo, yo me declaro escéptica: – En el caso de las rebajas y promociones, como consumidores las vemos todos los días por pequeño que sea el paseo que demos por una zona comercial. Los carteles de ofertas, saldos, rebajas y liquidación por traslado o por cese de negocio nos inundan allá por donde vayamos. De hecho, el consumidor está ya habituado a adquirir única y exclusivamente aquello que está en oferta. La única solución que veo es un incremento desmesurado en el número de unidades vendidas puesto que el importe ya no va a ser una fuente de ingresos suficiente por sí sola. Un incremento en la rotación de stocks como motor del comercio. – En cuanto a los horarios, el punto positivo es la limitación por tamaño del establecimiento. Las dudas que me surgen es si realmente puede llevar aparejado un incremento del empleo; la mayor parte de comerciantes autónomos se han visto en los últimos años obligados por la caída en las ventas a prescindir del personal del que disponían para cubrir un horario más reducido. Así que, ¿habrá contrataciones en el sector servicios o veremos más tiempo al empresario en su negocio?

Archivado en Comercio Minorista, España, Evolución económica, FMI, OCDE, Rebajas
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