Como definición formal de IPC encontramos: El IPC es un índice en el que se valoran los precios de un conjunto de productos determinados sobre la base de la encuesta continua de presupuestos familiares (también llamada Encuesta de gastos de los hogares), que una cantidad de consumidores adquiere de manera regular, y la variación con respecto del precio de cada uno, respecto de una muestra anterior.
Como sus propias siglas indican el Índice de Precios al Consumo nos permite saber la variación en los precios de una cesta de productos básicos que representan lo que podrían consumir cualquier familia media española. Esta variación nos permitirá conocer la inflación (o deflación) a la que se nos vemos sometidos los consumidores y a la que después se referenciarán para actualizar sueldos, deudas, pensiones y coste de la vida.
Por ejemplo el IPC de 2011 se situó en el 2,4% lo que no significa que todos los artículos hayan este porcentaje, sino que lo hizo en esa cantidad la media ponderada de los artículos de dicha cesta representativa. Como curiosidad, podemos citar que desde que se registra en España desde 1961, el IPC interanual entró por primera vez en tasa negativa -el -0,1%- en marzo de 2009. En España este índice se elabora con cerca de 220.000 precios de 489 artículos, de los cuales informan más de 30.000 establecimientos distribuidos en 177 municipios de todo el territorio nacional.
Algunos de los bienes que componen la cesta de artículos de donde se extrae el IPC están encuadrados dentro de estas grandes familias -no enumeramos todos, si no los más importantes-:
– Alimentación y bebidas no alcohólicas – Bebidas alcohólicas y tabaco – Vestido y calzado – Vivienda – Menaje – Medicina – Transporte – Comunicaciones
Uno de los problemas que representa este índice es que no tiene en cuenta la posible sustitución entre artículos que realizan los consumidores debido a los cambios en los precios, ni introduce nuevos bienes con mejoras en calidad. Tampoco tiene en cuenta (al menos en España) la vivienda en propiedad, ni tampoco, por descontado, la economía sumergida.