(Gary, 1915-Belmont 2009) Primer economista estadounidense en recibir el Premio Nobel, reconocimiento por sus aportaciones al análisis económico y por la aplicación de las leyes de la termodinámica en el campo ecónomico. Hijo de un farmacéutico de origen judío, acabó su doctorado en Harvard a principios de los años 40, tras haber estudiado de la mano de Wassily Leontief y Joseph Schumpeter. De forma inmediata comienza su labor como profesor asistente en el Instituto Tecnológico de Massachusetts la que compagina durante la Guerra Mundial como controlador de la evolución del empleo En la Oficina de Planificación Nacional de Recursos.
En 1947 ve la luz su primera publicación,la que se convirtió en un referente en el mundo de las finanzas Fundamentos de Análisis Económico, junto con la que se le adjudica la plaza de catedrático en el departamento de Economía en el MIT. En las décadas siguientes, actúa como consejero económico para diversos Gobiernos Demócratas tales como Kennedy o Johnson, aportando recomendaciones en materia de empleo, precios y crecimiento. Sus principales aportaciones en la materia se engloban dentro las formas de valoración cuantitativa de los hechos económicos, especialmente a nivel de administración del estado, concretamente del denominado Estado del Bienestar, a través de la aplicación de las herramientas de la termodinámica en el ámbito económico. Gran defensor del intervencionismo del Estado, en oposición al también laureado Friedman, recupera los conceptos de la economía neoclásica, pero innovando en materia de mediciones.
Poco antes de su fallecimiento, nos brinda su propio análisis de la crisis económica en el artículo Adiós al Capitalismo de Friedman y Hayek, una dura crítica a la situación económica y de empleo tras varios gobiernos americanos, una dura crítica al sistema de calificación de las diversas cotizadas y países y a las empresas que las realizan. Para Samuelson hay un claro culpable, empleando sus propias palabras, Made in USA que ha expandido la crisis a nivel internacional como consecuencia de los excesos cometidos en el pasado reciente y que se hubiesen podido evitar con políticas económicas de centro. Evidentemente se trata de una postura drástica e inflexible, si bien es cierto que a poco que se observe, la regulación de los mercados ha comenzado su marcha de forma lenta pero segura. Así, la burbuja inmobiliaria rebota en la libertad de los mercados para deshacerse lentamente en el intervencionismo por parte del Estado del Bienestar.