Los bancos chipriotas necesitan liquidez urgentemente. Por culpa de su inversión masiva en deuda griega y de la posterior suspensión de la misma, los bancos ya no pueden mantenerse sin ayuda. El gobierno no es capaz de ayudar a los bancos porque el volumen del sector bancario de este paraíso fiscal supera ocho veces el PIB de un año.
Los cálculos dicen que Chipre necesita 10.000 millones de euros que se corresponden con el 50% de su PIB. Con una deuda pública que ya alcanza el 90% del PIB, no habrá quien preste dinero en los mercados financieros al gobierno. ¿O prestaría usted dinero a alguien que perdió la mitad de sus ingresos anuales en un casino en Atenas y ahora teme que le invada la mafia rusa porque tal vez no se les puede devolver el dinero que dejaron para blanquearlo?
Suena muy brutal pero literalmente es así. La banca chipriota aceptó en depósitos miles de millones de euros en dinero negro de oligarcas rusos y lo invirtió en deuda griega. Así se podía ganar mucho hasta el 2008 y los chipriotas fueron los suizos del mediterráneo. Pero como siempre, existe la dualidad pueblo y vencedor. A los ganadores los encontramos en los bancos, en los partidos o en su yate en la marina. El pueblo sigue como siempre, alegrándose de que tal vez le suban el sueldo un 1,9%. Y ahora, los estados europeos y su voluntad es lo único que puede evitar la quiebra de la isla.
El primer plan de rescate hubiera obligado a los clientes de los bancos de pagar un impuesto sobre las cantidades depositada y recibir a cambio acciones del banco (¡Ojo! El banco está en quiebra). La reacción negativa del pueblo a esta oferta es más que comprensible. Pero sólo se puede comprender a la gente que posea hasta 50.000, o como mucho 100.000 euros (si son fondos de pensiones). Lo demás son cantidades que una persona de clase media normal no suele tener depositadas en el banco. Para las empresas el golpe es más duro. Sin embargo puede llegar a ser justificable teniendo en cuenta que el dinero del rescate viene de estados que tienen impuestos mucho más altos mientras que en Chipre se paga muy pocoable. No olvidemos que aún así se rescatarían millones de euros de origen criminal. La posibilidad de un impuesto sólo sobre cantidades superiores a los 100.000 euros se discute ahora como alternativa al plan rechazado. Los europeos pueden probablemente vivir con esto, entonces sólo dependerá del parlamento chipriota.
En el caso de que no se llegase a un acuerdo y los bancos quiebren sin control, los clientes hubieran deseado pagar algo y recibir acciones. Porque si no, podrían perder todos sus ahorros. El banco deja de existir de hoy`para mañana y no se sabe cuando se podrá recuperar uno del golpe. Las garantías de los depósitos que todos nuestros estados nos avalan sólo existen en el discurso político. En el caso de la quiebra total de la banca, muchos economistas aseguran que sería imposible cumplir con esta promesa. La quiebra de la banca, lo que conllevaría la quiebra del estado, significaría la salida del Euro para Chipre, con más controles de capital y una recesión aún más grave.
Pero el escenario de la quiebra total también podría resultar incómodo para el resto de Europa. No por las pérdidas, porque Chipre tiene una importancia económica en Europa como la que tiene Ceuta en España. Más bien sería el efecto psicológico. La Unión Monetaria demostraría que no siempre está dispuesta a rescatar. Con esta señal las primas de riesgo y las dudas de otros estados en crisis subirían.