Economía sumergida, ¿por qué debería cotizar en el trabajo?

Lo primero sería decir qué es la economía sumergida o mercado negro. Lo podríamos resumir diciendo que son todas aquellas actividades económicas que escapan del control de Hacienda o de la Estructura Social del Estado.

Por lo tanto, si llamamos a un profesional a casa, un fontanero o un electricista, y le decimos que no queremos factura, estamos contribuyendo a acrecentar esta economía sumergida. Pero, ¿por qué es tan importante luchar contra el mercado negro? Por dos razones principales: por seguridad para el usuario y para el sostenimiento del sistema.

Por seguridad para el usuario porque si no pedimos una factura legal por los servicios que nos han prestado no podremos reclamar en el futuro en caso de que no estemos satisfechos con esos servicios. Así, si compro un componente de un ordenador sin pedir factura y al cabo de una semana éste deja de funcionar bien no podré luego reclamar.

Pero por otra parte, al no declarar el vendedor los impuestos correspondientes por la venta del componente, el Estado deja de ingresar en las arcas públicas este dinero, con lo que al final repercutirá en los ingresos del sistema y, por ende, en el bienestar general.

En un sistema en el que el nivel impositivo es relativamente alto, sobre todo en relación a los ingresos que se tienen, y la burocracia es, a veces, demasiado extensa, no es anormal que aflore la economía sumergida, pues la gente echa mano de su “inventiva” para conseguir ingresos.

Sin ir más lejos, hace unos días la Agencia Tributaria ha desmantelado una fábrica ilegal de tabaco que se encontraba en una nave industrial de Coslada. En ella se incautaron 16.500 kilos de picadura de tabaco, pudiendo fabricar 1,5 millones de cajetillas de tabaco al mes, aunque sólo fabricaban los cigarrillos correspondientes, y no las cajetillas en sí. Todo esto se traduce en un fraude a la Hacienda Pública de tres millones de euros.

En otras ocasiones es el empleador el que hace uso del dinero negro para pagar todo o parte del trabajo de sus empleados, no teniendo éstos, a veces, alternativa alguna. En este caso son la Hacienda Pública y la Seguridad Social las defraudadas, amén de que al trabajador se le está privando de una serie de derechos,

Consecuencias del trabajo irregular

Trabajar sin contrato genera para el trabajador una serie de pérdida de derechos, aunque a veces es el propio trabajador el que elige esta situación, normalmente cuando necesita este tipo de trabajo para complementar los ingresos procedentes de alguna prestación o subsidio.

Una primera consecuencia sería si se sufre un accidente de trabajo sin estar dado de alta, pues esto significaría estar durante un tiempo sin poder trabajar y sin obtener ningún ingreso porque no se podrá cobrar la prestación por baja laboral.

Otra consecuencia podría ser que si el trabajador falleciera su cónyuge no podría cobrar la pensión de viudedad correspondiente al no haber cotizado el tiempo mínimo establecido por ley.

Por otra parte, si el trabajador fuera despedido de su puesto de trabajo tampoco tendría derecho a indemnización alguna por parte del empresario, pues no tiene ningún tipo de contrato legal que sustente ésta, amén de que tampoco podrían obtener la prestación por desempleo por no haber cotizado por él.

Por supuesto también se notaría a la hora de cobrar la jubilación, pues ya se sabe que para calcularla se tienen en cuenta los años cotizados. En la misma situación se encontrarían aquellas personas que estuvieran dados de alta con un contrato a tiempo parcial pero desarrollaran una jornada completa.