Mi propia historia como emprendedora, del trabajo para terceros a trabajar para uno mismo

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Emprendedores forzosos

Desde hace un tiempo se habla mucho de emprender. El gobierno quiere hacernos emprendedores, la televisión nos satura de programas cuyo objetivo sea emprender, es decir, crear tu propia empresa, o tu propio trabajo.

Aunque en nuestras universidades, hasta ahora, no se fomentaba el espíritu de emprendedor, o de crear negocio, la situación por las que atraviesa el país por las elevadas tasas de paro existente y para que esto no siga creciendo no queda otra que tratar de desarrollar ese espíritu de crear tu propio empleo y en el mejor de los casos el de otros, y es así por lo que aparece esta fiebre de emprendimiento, y esta necesidad de que todos seamos emprendedores.

Historias de emprendedores hay muchas, y algunas fascinantes, pero en este caso quiero hablar de las historias comunes y corrientes que la crisis ha provocado y que consiste en convertir a trabajadores por cuenta ajena en forzados emprendedores.

En concreto, os hablo de mi caso, y que puede ser el de la inmensa mayoría de los españoles. Hasta hace un año, siempre había estado trabajando por cuenta ajena, conformándome con el tan extendido sueldo mileurista y con las maratonianas jornadas de trabajo, en las que las horas extras se prohíben, de puertas para afuera, pero que se siguen efectuando de puertas para adentro, con el detrimento de que éstas no se pagan.

Pero con la crisis y esa “maravillosa reforma laboral” que no ha hecho más que facilitar a las empresas la realización de Expedientes de Regulación de Empleo, en algunos casos hasta fraudulentos, y que han permitido que muchos trabajadores fueran despedidos con una indemnización que viene a ser la mitad de lo que realmente habrían percibido de no aplicarse dicha reforma.

Esto fue lo que me sucedió, y después de un año, cuando por fin te convences de que no hay trabajo para tantos desempleados, te lanzas a la tarea de crearte tu propio trabajo.

En mi caso, venía pensándolo desde hace mucho tiempo, para conseguir la libertad laboral, pero las circunstancias hacen que nunca te decidas porque vives presa de tu rutina, y con el miedo a perder la subsistencia económica que has alcanzado y porque es muy difícil dejarlo todo y empezar algo incierto.

Pero al producirse lo que yo llamo este empujoncito que no esperaba, de verte de la noche a la mañana pasando a formar parte de esa gran masa de desempleados, me hizo pensar que era ahora o nunca, a pesar de que la situación económica del país no era la más idónea.

Y a día de hoy sigo intentando ejercer mi profesión de manera libre e independiente y ahora ya no busco trabajo, sino clientes a los que ofrecer mis servicios profesionales. No sabría decir cual de las dos opciones es más difícil.

Pero animo a todos a que busquéis la libertad laboral, que hagáis lo que os gusta, sin que nadie os diga cuándo y cómo hacerlo y seáis dueños de vuestro propio destino, sin que os veáis encerrados en la prisión de trabajar para otros y estar a su merced, y de esta forma creéis esos puestos de trabajo para aquellos que no tienen ese espíritu de riesgo.

Archivado en Autoempleo, Autónomo, Emprender
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