Trabajar en negro por todo lo que solemos leer y se conoce en la sabiduría popular pareciera ser una práctica de esas que se consideran hechas en España. Es más, no es la primera vez que se intenta inculpar a todos aquellos que desarrollan su labor en negro el hecho de que la Agencia Tributaria cobre menos de lo que debe y tenga así que subir impuestos al resto de los contribuyentes. Sin embargo, como ocurre en muchas ocasiones, la ciencia de la estadística es capaz de demostrar que no es una realidad.
Las últimas informaciones publicadas en el diario El Economista nos hablan de un 5% de españoles que reconoce trabajar en negro. Y aunque muchos penséis que de seguro la mayoría de los que acuden a esta práctica no lo va a reconocer de forma abierta, a la misma pregunta en Europa, no responde un porcentaje muy distinto. De hecho, de media, un 4% de europeos reconoce trabajar fuera de la ley de algún modo. Llama la atención que con datos tan parejos, sean un 8% de los ciudadanos españoles los que reconocen haber adquirido productos o servicios en negro, frente al 11% de los europeos.
Otra de las preguntas clave de la encuesta sobre el trabajo en negro es la relativa a personas que se conocen que trabajan en “B”. En ese sentido también en España nos encontramos ligeramente por encima de la media, ya que un 33% reconocen tener a alguien en su entorno más cercano que tiene un empleo en negro. La media europea es del 32%.
En todo caso, aunque es cierto que la media europea sobre el trabajo en negro es un índice que nos muestra la suma entre el mejor y el peor dato ponderándolo a la mitad, con los resultados en la mano no diría que en España tengamos al empleo negro como uno de los grandes problemas. Sino, tan solo quedaría comparar esas mismas medias con los valores del desempleo para darse cuenta de lo que realmente es lo más grave.
Imagen: luisvilla