Finalmente ha llegado. Llevábamos tiempo esperando a la reforma fiscal, una de las que iba en el programa electoral del gobierno y que los organismos internacionales, junto con todos los que forman parte de los entes sociales pedían a gritos. Puede que para unos sea mejor que para otros, pero de momento, la reforma fiscal supone una bajada de impuestos. En algunos casos, en condiciones aún mejores que las que había en 2011 para las rentas más bajas. En otros, no tan buenas como las de aquella época, pero mejores que las actuales. Pero todos los expertos exponen que la [reforma fiscal beneficia más a las rentas altas que a las medias](http://cincodias.com/cincodias/2014/06/21/economia/1403339747_211576.html).
De hecho, muchos están seguros de que las clases medias son las que acabarán pagando la que para algunos es una reforma fiscal electoralista y que ya está causando críticas negativas en la Unión Europea y en algunos entes internacionales que no dudan en tachar al gobierno de irresponsable. Y aunque la bajada de impuestos era lo que queríamos todos, se duda del escaso beneficio que deja en las clases medias de la tabla.
Así, mientras que los que más tienen seguirán pagando más que con el anterior gobierno, solo las rentas anuales inferiores a 30.000 euros notarán de forma efectiva esa bajada con respecto a lo que había en 2011. Las que superen esa cifra, en 2015, seguirán pagando más que entonces, y lo harán además de distinta forma. Así por ejemplo una renta de 140.000 euros pagará en impuestos en 2015 un 5,8% más de lo que pagaba en 2011. Pero una de 2.000.000 de euros al año solo notará un incremento del 4,6%.
Al final la reducción de los tramos del IRPF prometida ha dejado a las rentas muy altas más cancha y ha perjudicado a las rentas medias, porque cabe recordar que el corte del tramo más alto se situará en los 60.000 euros en aldelante.
Imagen: Alan Cleaver
