Aunque cuando nos referimos a paraísos fiscales pocas veces podemos pensar en países europeos como ello (con la excepción de Luxemburgo, Suiza o incluso Austria en parte) lo cierto es que no creo que a nadie se le ocurriese que Reino Unido podría serlo. Y sin embargo, así parece que ocurre. De hecho, Reino Unido parecer ser el nuevo paraíso fiscal de las empresas de EE.UU.
Pese a que hubo una época en la que la mayoría de compañías que pretendían ahorrarse el grueso de la factura fiscal buscaban sedes en islas del Caribe o en Suiza, parece que todo eso de los paraísos fiscales está cambiando a un ritmo frenético. Y Reino Unido quiere ser el motor del cambio. Ya ha logrado que gigantescos núcleos empresariales como los de Liberty Global, la farmacéutica Pfizer y Chiquita hayan trasladado al país su sede fiscal. ¿Casualidad? Más bien no.
Las políticas que se están llevando a cabo desde Londres han potenciado este cambio de tendencia a la hora de buscar asimilados a paraísos fiscales que ayuden a evitar las grandes sumas de dinero en impuestos a las multinacionales. En el caso de Reino Unido, no se trata de una casualidad, sino de intentos directos de conseguir que las empresas tengan su sede allí. Así, medidas como exenciones fiscales a los dividendos obtenidos por filiales que operan fuera del territorio de Gran Bretaña o la imposición de límites máximos a los tributos que deben abonar por los conceptos de propiedad y actividad, en la que se incluye también la parte generada en otros países, hacen que Gran Bretaña sea realmente interesante.
Y aunque muchos ciudadanos no vean bien el hecho de que se incentive que grandes empresas dejen de pagar impuestos, a Reino Unido parece funcionarle la fórmula, asegurándose cientos de empleos directos en ellas.
Imagen: Adriano Aurelio Araujo