Estos días hemos hablado bastante del tema de la factura de la luz. En primer lugar porque se ha convertido, por desgracia para las economías domésticas, de nuevo en noticia. Y es que el recibo de la luz se dispara. Pero también por el hecho de que el invierno está a la vuelta de la esquina, y precisamente por ello se comienza a hablar de nuevo de un tema que el año pasado dio para mucho: la pobreza energética.
Ser pobre energéticamente implica que no se tiene el suficiente dinero para poder asumir el coste de la factura del hogar a la hora de controlar el presupuesto final. Y la verdad es que cuando vemos lo que suponen el recibo de la luz y el del gas, principales energías de uso doméstico, nos damos cuenta de que algo pasa en España. En la actualidad, pagar la luz y el gas supone un 5% del total del presupuesto de lo que ganan los españoles de media.
Lo cierto es que en sí misma la noticia no resulta tan mala, ya que con los precios del mercado para 2013, los españoles pagaron menos por la luz que en 2012. Mientras que el año pasado gastamos de media 1100 euros en estos dos recibos domésticos por familia, en 2012 nos llegamos a gastar 1045 euros. Eso sí, si comparamos la cifra con la de 2010, la electricidad y el gas han aumentado, ya que por aquel entonces, gastábamos 1004 euros.
Con la inflación galopante y el poder adquisitivo de las familias en declive parece lógico pensar que ese estancamiento en el precio de la energía esté justificado, aunque quizás no sea suficiente para los muchos que se sumarán a la cuenta de la pobreza energética.
Imagen: Andrés Nieto Porras
