Las ideas que rondan en la cabeza de los que trabajan en el ministerio de industria encuentran apoyos y puntos enfrentados casi a la par. Y la verdad es que cuando algo se mantiene año a año, se convierte casi en una costumbre. Y a veces cambiar costumbre cuesta mucho. Os digo todo esto, porque desde el gobierno se plantean crear un plan PIVE que solamente subvencione coches hechos en España. La idea es clara, aupar la economía no solamente desde el punto de vista del consumo, sino también de la creación de empleo y de la productividad y competitividad en nuestro país.
A algunos la idea les ha parecido estupenda. Sobre todo los que trabajan en el sector “nacional”, ya que este nuevo plan PIVE, viendo que España no destaca por marcas propias, estaría orientado a todos esos modelos que se ensamblan en nuestro país. Otros han puesto el grito en el cielo. Y para otros es un despropósito, porque se podrían hacer miles de trampas para poder captar dichas subvenciones sin cumplir la norma, y sería realmente complejo perseguirlas.
A todo esto se suma el hecho de lo necesario que resulta el plan PIVE para la supervivencia del sector, el cual cuando no hay subvenciones sobre la mesa, o los gobiernos piensan en suprimirlo, nota la caída de las ventas. Y en cambio, cuando hay nuevos anuncios de las ayudas acaba por compensar todas esas pérdidas.
Particularmente, no veo mal la idea de ligar la subvención a aquellos vehículos que de algún modo hayan sido creados, fabricados o montados en España y hayan contribuido a la generación de empleo, o a la mejora de la economía de nuestro país. Aunque su aplicación justa y el daño que puede hacer a empresas que no puedan contemplarse en el nuevo plan parecen ser bastante peligrosos.
Imagen: Nacho
