Al consumidor medio, cuando nos hablan de bajada del precio de casi cualquier producto, nos parece de primeras, una noticia bastante buena y que repercute positivamente en nuestros bolsillos. A la mayoría, no se nos saltan las alarmas porque los precios estén más bajos, en incluso bastante más bajos de lo normal, algo que puede percibirse como bueno, cosa que no ocurriría si los precios subieran o estuvieran más altos.
Este fenómeno de bajada de precios, que si se da prolongadamente en una situación económica general de depresión, da lugar a lo que denominamos deflación, constituye una de las mayores amenazas posibles a un ecosistema económico, radicando uno uno de sus mayores peligros en el hecho, de que los síntomas de que esté ocurriendo, la bajada de precios, se perciban en cierta forma como positivos.
¿Qué es la deflación en concreto y cuáles son sus consecuencias? ¿Cómo podemos atajar una espiral deflacionista? A continuación respondemos a estas y a otras cuestiones sobre la deflación.
Concepto
La Real Academia Española de la Lengua define a la deflación como el descenso del nivel de precios debido, generalmente, a una fase de depresión económica o a otras causas. Podemos entender que en una situación económica de depresión es bueno que los precios bajen, para que no caiga el consumo, aunque en una espiral deflacionista pasa algo distinto.
Más allá de los precios caigan para mantener el consumo, lo cierto es que en una depresión general de la economía puede que ni aún así, exista capacidad para consumir, lo que empuja a bajar aún más los precios. Aquellas grupos de la población que sí que tienen capacidad de consumir, suelen además, esperar a que bajen aún más los precios, dejando en la práctica de consumir también, debido a la promesa no escrita de que el mismo producto mañana será más barato.
Consecuencias
La primera de las consecuencias en una espiral deflacionista o de bajada de precios es que la economía en términos generales se para, y empieza a retroceder. Las empresas ya no generan suficientes beneficios, empiezan a no invertir parte de los mismos y la contratación laboral y creación de nuevos empleos sufren importantes reveses.
Sin contratación laboral, se acentúa la falta de consumo, ya que la población empieza a perder poder adquisitivo lo que nos lleva a acentuar la bajada de precios, a límites insostenibles a veces, e incluso a la desaparición de parte del tejido empresarial de una economía.
Con cada vez menos empresas y menos personas trabajando, el consumo no se recupera sino que empeora, llevándonos a una situación sin salida, la deflación, fenómeno que al principio, se manifestaba como positiva bajada de precios y que como vemos, trae unas consecuencias horribles para la economía.
Medidas contra la deflación
¿Qué medidas puede adoptar un país contra la deflación? Se pueden tomar muchas medidas, desde las orientadas a toda la economía hasta medidas que vayan directas a atajar la deflación en un sector concreto. Como medidas orientadas a toda la economía se encuentran las que toma el Banco Central Europeo en lo relativo a bajar los tipos de interés, lo que favorece el crédito a familias, empresas, etc. Medidas para sectores concretos pueden ser por ejemplo, el Plan PIVE, o directamente, la intervención estatal de un mercado para imponer un control de los precios, sumando a esto facilidades para el consumo.
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En conclusión, y como hemos visto, es necesario diagnosticar lo más pronto posible, una situación de deflación, antes de que esta afecte a toda la economía y que los problemas derivados de una situación de depresión económica se multipliquen. Es poco popular para la clase política, criticar o intervenir sobre una bajada de precios, aunque en este caso, el sentido de la responsabilidad es fundamental para poder poner fin antes de que empiece, a un verdadero problema de deflación.