El asesoramiento financiero cada vez se torna más complicado, hay demasiada presión comercial en la banca comercial y el ahorrador de toda la vida no suele utilizar servicios de asesoramiento independiente. Fruto de ello surgen los grandes escándalos producidos por la venta indiscriminada de productos financieros a personas inadecuadas, como acciones y las conocidas participaciones preferentes.
En función de ciertas cuestiones nuestro perfil de inversor será distinto. Antes de aconsejar cualquier inversión debemos conocer bien al cliente, y acercarnos a sus necesidades personales. Cuestión indispensable es conocer el nivel de tolerancia al riesgo del mismo, el concepto de riesgo es subjetivo, para algunos riesgo es la posibilidad de obtener rentabilidades negativas, o llegar a la quiebra, y para otros obtener una rentabilidad más baja de la inicialmente planteada. Una forma de cuantificar el riesgo que es capaz de asumir el inversor, es el llamado nivel de insomnio es decir, debemos conocer su grado de tolerancia a las pérdidas, en función del mismo la composición de la cartera será distinta.
Conocida la tolerancia al riesgo o la capacidad de asumir pérdidas del inversor, debemos saber como en su situación patrimonial, es importante conocer qué tipo de activos posee, saber que parte de su patrimonio va a utilizar para realizar la inversión que se está planteando, etc. No es lo mismo realizar una inversión en preferentes o renta variable con un 10% de tu patrimonio, que con un 80%. La composición del patrimonio y las experiencias pasadas del inversor, son cuestiones importantes a tener en cuenta.
Es importante conocer el nivel de renta que obtiene el inversor, para conocer su soporte a las pérdidas y debemos tener en cuenta las necesidades especiales que le puedan surgir.
Conocido su nivel de exposición al riesgo y la composición de su patrimonio, debemos conocer los objetivos que se marca el inversor, para ello manejamos dos variables esenciales y son la rentabilidad y el horizonte temporal de la inversión.
En función de las cuestiones comentadas conoceremos el perfil de riesgo el inversor, los perfiles extremos son los siguientes:
Perfil Conservador:
– Se conforma con rentabilidades moderadas, busca simplemente obtener una rentabilidad igual o superior a la inflación con el fin de no perder poder adquisitivo.
– Suele interesarle tener rentas periódicas, como pago de intereses periódicos, cupones o dividendos.
– Rechaza totalmente el riesgo, su máxima prioridad es la seguridad en recuperar la inversión que realiza.
– Busca liquidez en sus inversiones.
– Generalmente prevalecen las inversiones a corto plazo, salvo cuando el objetivo sea el ahorro para la jubilación -por ejemplo planes de pensiones-.
Perfil Muy Arriesgado:
– Su principal motivación es la obtención de altas rentabilidades, para ello sacrifica su nivel de seguridad e incrementa el riesgo de las inversiones.
– Da prioridad a la rentabilidad ante cuestiones como la liquidez de su inversión o la certeza de la recuperación de la misma.
– Da mucha importancia a la diversificación de sus inversiones, pues pese a tener un alto grado de riesgo busca minorar las pérdidas en la medida de lo posible.
Los más conservadores deben conformarse con invertir en depósitos. Es el producto estrella del perfil conservador, tiene un bajo riesgo pero no ofrecen altas rentabilidades.
Para un perfil algo menos conservador podría estar recomendada la inversión en instrumentos de renta fija de alta calidad, como la deuda pública con buena calificación crediticia, o renta fija privada de entidades financieras y empresas con buena calificación (obligaciones, pagarés, etc.).
Un perfil más arriesgado podría buscar inversiones en renta variable, dentro de la renta variable diferenciaríamos aquellos valores más sólidos y que tradicionalmente ofrecen dividendos, estos serían para los menos arriesgados, y aquellos valores en crecimiento, los cuales son de empresas nuevas, no suelen repartir dividendo y las perspectivas de rentabilidad se basan fundamentalmente en el crecimiento del precio de la acción.
Para perfiles más cualificados y arriesgados se podría recurrir a inversiones de alto riesgo como bonos de países emergente con una baja calificación crediticia, inversiones en renta variable en diferentes divisas, participaciones preferentes y otro tipo de instrumentos de renta fija con alta rentabilidad y baja liquidez.
Como podéis ver, no todos los productos son para todos los inversores, piensa cual es tu tolerancia al riesgo o umbral de insomnio, como está compuesto tu patrimonio, y los objetivos que quieres obtener de tu inversión y en función de tu perfil de riesgo sabrás tu abanico de posibilidades a la hora de colocar tus ahorros.