Tras plantear la necesidad de tener un plan de pensiones para nuestra jubilación en la anterior entrega de El Rincón del Inversor, en esta nueva entrega responderemos a las siguientes preguntas. ¿Qué es exactamente un plan de pensiones? ¿Qué tipología de planes de pensiones existen? ¿Qué ventajas nos genera a día de hoy el hecho de pensar en el mañana?
Un plan de pensiones se basa en realizar inversiones sobre un fondo de pensiones, estos son macro-carteras de inversión tal y como lo podrían ser los fondos de inversión. Es decir, cuando nosotros ponemos dinero en nuestro plan de pensiones lo que estamos es obteniendo participaciones de esa super-cartera de inversión la cual está sustentada por los diferentes activos que la componen.
_¿De qué tipología son los planes de pensiones?_ Los planes de pensiones, se diferencian unos de otros en función de los activos en los que inviertan. Según tu perfil inversor, te convendrá más invertir en un plan de pensiones más agresivo o menos. Las categorías de planes de pensiones son las siguientes:
– Renta Fija a corto plazo: no invierte en activos de renta variable, la totalidad del fondo invierte en renta fija de duración igual o menor a dos años. – Renta Fija a largo plazo: no invierte en activos de renta variable, la totalidad del fondo invierte en renta fija de duración igual o superior a dos años. – Renta Fija mixta: la inversión se realiza en su mayor parte en renta fija, con un porcentaje inferior al 30% de renta variable (acciones de empresas). – Renta Variable mixta: el porcentaje de renta variable oscila entre el 30% y el 75%. – Renta Variable: el fondo invierte en renta variable un porcentaje superior al 75% de la cartera.
Con esto os quiero transmitir que la variedad es inmensa, y que hay que escoger con cuidado para no llevarnos sorpresas pasados los años, y que en lugar de obtener una rentabilidad de nuestra inversión de cara a la jubilación, obtengamos pérdidas. Y recordad, la renta fija, no es fija, su precio oscila en el mercado. Debemos vigilar muy bien la rentabilidad que va obteniendo nuestro fondo de pensiones. Existen también planes garantizados por las entidades financieras, quizás actualmente este tipo de plan de pensiones son los más demandados.
Cuestión esencial a comentar, es que no nos tenemos que casar con un fondo de pensiones para toda la vida, la inversión acumulada en un fondo de pensiones es ilíquida, no es rescatable hasta la jubilación (salvo supuestos de enfermedad grave y desempleo de larga duración), pero sí podremos traspasar la inversión de un fondo a otro, por lo que si nuestro perfil inversor con el tiempo va cambiando, también podremos cambiar nuestro ahorro de un plan de pensiones a otro. Un planteamiento podría ser en la época inicial de nuestra vida invertir en planes de pensiones con un alto porcentaje de renta variable, y con el paso de los años ir consolidando esas ganancias (si es que las hay) e irlas traspasando a inversiones en renta fija, la cual se presupone que tiene menos oscilaciones en el mercado (a priori).
_¿Cuáles son las ventajas que nos aportan hoy en día las inversiones a planes de pensiones?_ Claro están las ventajas futuras, que tiene el ahorro presente, pero también en el momento de ahorrar podemos tener un incentivo, este incentivo es fiscal. Aquellas aportaciones que realicemos en un plan de pensiones serán reducidas de nuestra base imponible de la renta del trabajo, es decir, si ganamos 20.000 € al año, y pagamos impuestos sobre esos 20.000 €, realizando una aportación a un plan de pensiones de 6.000 €, en ese caso tan solo pagaremos impuestos sobre 14.000 €. Aquella parte de nuestra renta del trabajo que aportemos a un plan de pensiones, no tributará en el momento actual, será como si no hubiéramos obtenido esas rentas. Lo que estamos haciendo con esto reducir nuestra cuota fiscal actual con hacienda, diferimos nuestra tributación y en el momento que cobremos de nuestro plan de pensiones tributaremos por ello. La ventaja radica en que se presupone que tras la jubilación nuestras rentas serán menores, por lo que la tributación será menor. Eso sí, siempre en el caso de que se mantengan los tipos impositivos.
Esta ventaja tiene unos límites, que serán:
– 10.000 € al año, o el 30% de los rendimientos brutos del trabajo, para personas menores de 50 años. – 12.500 € al año, o el 50% de los rendimientos brutos del trabajo, para personas mayores de 50 años.
Nunca nos podremos pasar de los límites de los 10.000/12.500€, y no será aplicable la reducción fiscal si aunque nuestra aportación esté por debajo de esos límites, supera los porcentajes establecidos sobre nuestra renta del trabajo.
Así que ya sabéis, ahorrar para el futuro, reducir vuestra factura actual con hacienda, pero eso sí, vigilad mucho en qué invierta vuestro plan de pensiones, no os dejéis llevar por un jugoso regalo que te ofrezca el banco. Podéis ver en Inverco estadísticas de rentabilidad de los mismos.