Contra viento y marea: Las crisis posteriores a la crisis de Joseph E. Stiglitz

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“Contra viento y marea” la sección de CapitaLibre con ganas de polémica, debate e intercambio. Los miércoles, ese día de la semana anodino, en el que llevamos dos trabajados y nos faltan dos para volver a descansar, ya no volverán a ser tristes y aburridos, sino el día que un humilde servidor, contra viento y marea, defenderá sus ideas y posturas contra artículos y opiniones que no comparto.

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Sólo un premio Nobel de Economía puede afirmar lo siguiente y quedarse tranquilo:

[…] los mercados financieros modernos son mejores para la especulación y la explotación que para aportar fondos para nuevas empresas, en particular, las pequeñas y las medianas.

Por lo visto, el economista que recibió el galardón que Alfred Nobel no estableció y el Banco de Suecia instauró, cae presa de la situación que el mismo estudió y le valió ese reconocimiento, la información asimétrica. Pero antes de iniciar el abordaje a la nave Stiglitz, un poco de contexto para no perdernos. La cita está extraída de un artículo publicado en el diario El País, cuyo título es “La crisis posteriores a la crisis”.

Como decía, recibió el Nobel de Economía junto con George A. Akerlof y A. Michael Spance por “sus análisis de los mercados con información asimétrica.” Bajo la óptica de los premiados, los mercados económicos actuales no funcionan bajo la tesis tradicional de información perfecta y simétrica para todos los actores, es decir, no todos los agentes que participan en el mercado saben y pueden llegar a saber lo mismo, lo cual se traduce en una serie de ventajas para unos y desventajas para otros. Al producirse esto, no es posible lograr puntos Pareto-eficientes, por lo tanto, la intervención estatal está justificada pues se pueden mejorar los resultados obtenidos en el mercado hacia puntos Pareto-superiores.

Pues la afirmación con la que abría esta nueva entrega de Contra viento y marea adolece de información asimétrica. Primero porque bajo el amplio y difuso concepto de mercados financieros la mayoría de los lectores entiende principalmente dos ámbitos, a saber, los mercados bursátiles y los bancos; cuando realmente los mercados financieros son mucho más amplios y complejos que esas dos partes del todo. Segundo, porque las necesidades de financiación e inversión han cambiado al igual que las formas de obtenerlas. Y que esta realidad sea desconocida u ocultada por el autor, me resulta llamativa sobre todo cuando el propio Stiglitz afirma:

Así como la Gran Depresión se debió en parte a las dificultades para pasar de una economía agraria y rural a otra urbana y manufacturera, así también los problemas actuales se deben en parte a la necesidad de pasar de la manufactura a los servicios. Se deben crear nuevas empresas, […]

La cita continúa con la que encabeza este artículo. Por tanto, para el autor, los mercados financieros actuales no han sido capaces de adaptarse de manera eficiente a las necesidades de financiación para crear nuevas empresas. Pues lo siento Sr. Stiglitz, pero yo discrepo. Precisamente la libertad y flexibilidad presente en los mercados financieros han permitido adaptarse a esas nuevas condiciones que la inversión y las nuevas formas de emprender que la economía actual marca, como si no podemos explicar el surgimiento de figuras como los fondos de capital riesgo (“venture capital”), los “business angels”, los microcréditos o el “crowd funding”. Lo que si tengo claro es donde no están las nuevas fórmulas de financiación a las PYMES, y es en las manos del Estado, principal responsable por otro lado, de secar la inversión privada a favor de la pública con el crowding out” o efecto expulsión.

El problema de Stiglitz es que posiblemente no haya leído a Hayek (citas extraídas de su libro La fatal arrogancia. Los errores del socialismo publicado por Unión Editorial), o de haberlo hecho, haya preferido ignorarlo, pues antes de que a él y sus colegas Akerlof y Spance se les otorgara el Nobel por los mercados de información asimétrica, ya el economista austriaco había escrito:

[…] quienes propugnan la existencia de una autoridad centralizada que controle con el debido rigor el comportamiento de todos y se encargue de gestionar colectivamente la asignación de los recursos productivos radican en la falsa apreciación por parte de los segundos acerca de cómo la información requerida surge y es utilizada por la sociedad.

Porque la información para Hayek es dispersa, fragmentada, descentralizada e inabarcable en su totalidad. Por tanto, todos los agentes del mercado funcionan con información asimétrica y lo saben, lo único que hacen es seleccionar aquella que consideran más útil para ellos, y por ende:

[…] sólo el plural control de los recursos, es decir, la aceptación de que corresponde a diversos actores la responsabilidad de determinar su uso, permite aprovechar al máximo la dispersa información disponible. Para ello bastará garantizar simplemente la libertad personal y la propiedad privada.

Lo que nos lleva inexorablemente a que:

El mercado es el único mecanismo descubierto hasta ahora capaz de facilitar a los diferentes actores esa información que les permite valorar las relativas ventajas de la alternativa utilización de aquellos recursos de cuya existencia y específica características tienen conocimiento directo, y cuyo adecuado empleo redunda siempre, con independencia de la intención que motive al actor, en beneficio de un amplio conjunto de sujetos alejados y desconocidos.

Cita que me permite terminar mi artículo y rebatir el último argumento de Stiglizt cuando afirma:

Por sí solo, el mercado no resolverá ninguno de esos problemas. El del calentamiento planetario es un problema de bienes públicos. Para hacer las transiciones estructurales que el mundo necesita es necesario que los Gobiernos desempeñen un papel más activo… en un momento en el que las exigencias de recortes van en aumento en Europa y EE UU.

Archivado en Crisis, España, Evolución económica, Teoría Económica
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