Con unas cifras de desempleo que asustan, rondando ya los seis millones de parados, y con un índice de paro disparado con respecto a la media de la Unión Europea, un 26% en España frente al 9,4% de la UE, urge revertir la situación. Pero, llegados a este punto ¿cuál es la estrategia para ello? Los Gobiernos, éste y los anteriores, piensan que la clave está en incentivar la contratación, el problema es que el empleo no se crea ni se incentiva, se necesita.
Recomiendo la lectura de este artículo de Juan Laborda para enterde este concepto. Ningún empresario va a contratar nuevos trabajadores por el hecho de recibir un incentivo económico, lo que lleva a la contratación es la necesidad de producir más y eso sólo se produce cuando aumenta la demanda.
En una situación como la actual en la que el consumo se desploma es impensable que crezca el empleo. Pensar que fomentando la contratación, incluso con contratos basura, llevará a que se consuma más y que eso desembocará en un crecimiento económico que recertirá en más empleo es poner el carro antes de los bueyes. Por eso no se puede aspirar a que el paro descienda en una situación contractiva como la actual.
Las medidas económicas tomadas hasta el momento han desembocado en más destrucción de empleo porque una mayor presión fiscal y las restricciones del crédito atacan al consumo. Eso reduce la actividad empresarial y con ello la necesidad de mano de obra, lo que redunda en más despidos o incluso en el cierre de empresas.
Ayudar a que la actividad empresarial se recupere, apostar por la creación de nuevas empresas y por la apertura de éstas a nuevos mercados y poner en marcha instrumentos y medidas que aporten liquidez a las empresas (que las Administraciones Públicas cumplan escrupulosamente con los plazos de pago fijados por Ley es primordial) pueden ser clave a la hora de cambiar la tendencia. Regalar dinero por contratos o modificar la legislación para “facilitar” que los empresarios contraten no es el camino.
Estimado Mister Empresa,
La ecuación consumo empleo ha sido desde siempre el campo de batalla de los economistas keynesianos. Los empresarios, es cierto, no van a aumentar sus plantillas si no perciben un aumento de la demanda, es decir, si la inversión en capital que necesitan hacer viene acompañada en el futuro, de unos retornos de la misma, que puede venir por dos lados, bien por un aumento de las ventas, o bien por un aumento del margen debido a la mejora de la eficiencia. Estas dos formas de aumento de los beneficios, vía margen o bien vía rotación, o ambas pues no son incompatibles, son la única forma de generar empleo de forma duradera.
Para ello, el empresario necesita que la información que reciba sea lo más clara y precisa posible, y esa información la obtiene en el precio, que como todos sabemos, se forma en el libre juego del mercado. Cuando desde los organismos públicos y estatales, se realizan intervenciones en la economía para incentivar la demanda de manera artificial, se introduce en el sistema una información falsa que acaba afectando al empresario y en última instancia al consumidor.
Sin embargo, el problema del desempleo en España va mucho más allá de la capacidad productiva de nuestras empresas, es un problema complejo muy dependiente de la propia estructura del mercado laboral, de la muchos empresarios, sindicatos, trabajadores y parados se aprovechan.