Conclusiones, crítica constructiva
No es coherente con la realidad que nuestros representantes o supervisores bancarios, incluso la propia justicia, permitiesen que esto llegase a alcanzar tal repercusión mundial en lugar de ser una mera anécdota de portada de periódicos diciendo que se las entidades financieras norteamericanas habían estafado a los bancos mundiales colocándoles un farol, un activo incobrable que deberían de asumir entre ellos en lugar de repercutir en el resto de la economía, sociabilizar las pérdidas. Diferenciamos distintos focos de actuación:
– Se debería de aprender de esto haciendo cumplir la regulación incluso aumentando las sanciones por la falta de ética de los directivos bancarios y sin lugar a duda, también para los representantes políticos y funcionarios que se han visto beneficiado de esta situación, tanto en el pasado, en el presente y en el futuro.
– Separar la banca de inversión, especulativa, de la banca comercial dada la importancia que este sector tiene en el resto de la economía por la necesidad de poner en contacto ahorradores con inversores.
– Obligatoriedad de asumir las pérdidas provocadas por los impagos hipotecarios a las propias entidades financieras que han asumido el riesgo y que se llevarían el beneficio del negocio si todo saliese bien y que en la actualidad continúan manteniendo muchos privilegios sobre el resto de trabajadores sobre todo en lo que se refiere a las remuneraciones salariales, ya que no es de justicia que mediante el esfuerzo del resto de trabajadores, los directivos bancarios vean aumentar sus incentivos para las malas prácticas en su trabajo o el simple hecho de poder encarecer los bienes apropiándose del margen o de una parte del beneficio de los productores.
– Cualquier otra empresa de otro sector que no fuese el financiero hubiese quebrado por los impagos generados por su actividad, recordar y criticar en este punto que más de una pyme ha quebrado simplemente con los impagos del gobierno o el no atender en tiempo y forma a sus deudas con la entidad. No es comprensible que según tu fortaleza o posibilidad de influenciar a uno u otro gobierno, se te concedan ayudas o beneficios fiscales, mientras el resto de mortales tienen que sobrevivir por sus propios medios.
– Claro está que las entidades financieras poseen más poder que un estado de derecho ya que pueden apropiarse de lo que no es suyo y nadie les puede hacer nada. Con razón afirmo que estamos un mundo de locos en los que las entidades financieras se financian al 1% y los estados, a expensas de estas entidades, al 5% en el caso español o más del 15% en el caso del país heleno, que tiene que soportar las acometidas sobre su solvencia financiera por los fondos de inversión, con un sobreprecio sobre la deuda alemana y que sólo beneficia a dichas entidades con estrategias a corto a primera hora de la mañana para crear pánico y a largo a última hora del día cuando el precio de los bonos ya ha caído.
– Agencias de rating propiedad de las empresas a las que tiene que valorar los activos financieros que emiten
Reconozco y defiendo el derecho a la vivienda como derecho necesario para llevar a cabo una vida digna y en libertad, aunque no defiendo la “dación en pago” como solución ante un impago debido a lo que esto puede ocasionar por la avaricia de los ciudadanos y su actuación frente a una bajada de precios como la actual en la que la deuda hipotecaria superaría en algunos casos al precio de mercado y los propietarios y su mala intención se viesen incentivados a provocar impagos o a declararse insolventes para no hacer frente al sobreprecio, pero la entidad financiera, que en su momento le ayudo a acceder a la vivienda no es culpable de esta variación de precios y no debería de hacer frente al sobrecoste que esta operación fallida le pudiese provocar.
Sin comentario alguno por mi parte sólo mencionar derechos reconocidos en la constitución y que no se están afrontando para todos por igual: igualdad, progresividad de los impuestos, justicia,…
En lo que respecta al sector productivo español, es evidente que carecemos de una fuerte inversión en investigación y desarrollo y no podemos pensar en ser una potencia mundial sólo basándonos en la construcción y el turismo, dada la inestabilidad de la demanda y podríamos afirmar que también de la oferta.
Falta inversión en la educación para el fomento de valores y del sentimiento del bien común que no son las trazas de nuestro gobierno fomentando o aumentando las dotaciones a la educación privada, política importada de los americanos en los que funciona mejor una conciencia liberal sin estado del bienestar, sin fortalecer la defensa de derechos que sí aceptan o proclaman en época electoral. Quizá no se entienda este comentario en este trabajo, pero considero que el trasfondo de esta crisis mundial es mucho más allá que una falta de liquidez o solvencia en el sector financiero y en mi opinión afirmo que este descenso de la actividad, o crisis como otros autores determinan, es debido a la avaricia o codicia que los acaudalados tienen por aumentar su capital o patrimonio a toda costa. Se ha perdido la noción de la colaboración y la mayor parte de las acciones humanas, no sólo las transacciones de bienes o servicios, giran en torno al dinero o la búsqueda de un interés o bienestar personal en lugar de fomentar el altruismo o la solidaridad ya mismo desde los gobiernos y no ser un continuo intercambio de insultos entre los representantes políticos que persiguen perpetuarse en el poder a costa de manipular a los votantes o “dejar hacer” a los lobbistas que los financian.
Claro que es importante la confianza, incluso a la hora de realizar una transacción en el mercado, hay autores que afirman que el precio es el elemento suficiente para que se lleve a cabo, pero yo afirmo rotundamente que es la confianza lo que nos da o promueve la intención de realizar la compra (junto con otras condiciones o atributos del producto o marca) o la venta (principalmente para conceder financiación).