Ya han sido cuatro las subidas impositivas por parte del Gobierno desde que llego al poder con respecto al tabaco. A día de hoy, encontramos un paquete de Malboro por 4,75 euros en el estanco, sin embargo, es habitual encontrarse un vendedor ambulante por la clle que te lo vende a 4 euros.
Hay cientos y miles de maneras de encontrarse tabaco y comprarlo sin pasar por el estanco. Las cajetillas piratas representan ya el 12% del mercado nacional, según el cálculo de la Policía Nacional y el servicio de Aduanas. Pero si nos vamos a zonas fronterizas como Cadiz, Cataluña o Cantabria este porcentaje aumenta desmesuradamente hasta alcanzar cuotas del 40%. Y esto nos es por otra cosas sino por el contrabando que hay con zonas como Gibraltar o Andorra, zonas con menor fiscalidad.
Cádiz, de hecho, ha visto cómo la multinacional Altadis, heredera de la antigua Tabacalera, anunciaba el mes pasado el cierre de su planta en la zona franca de la capital gaditana. Los motivos son principalmente dos, e gran contrabando en la zona que hace prácticamente inútil la venta en esta zona y los menores costes de fabricación en Polonia –donde tienen actualmente su planta de fabricación–.
Llevo treinta años como estanquero y el último año y medio ha sido el peor de toda mi experiencia por la caída del negocio. El tabaco que llega de Gibraltar y el paro que tenemos aquí nos está matando. Cuatro de cada cinco personas de este municipio viven del contrabando con Gibraltar, así es imposible.
Estas son las duras palabras de José Bermúdez, presidente de la Asociación Provincial de Estanqueros de Cádiz. De 350 estancos operativos hace cuatro años en la provincia, donde el porcentaje de paro –40%– coincide con el que representa el tabaco ilegal sobre el total, se ha pasado a 310.
De hecho, Gibraltar es el principal origen del contrabando de tabaco en España, tengamos en cuenta, por ejemplo, que el precio de un cartón Fortuna en la colonia británica cuesta 25 euros, mientras que en España se vende a 42 euros, lógicamente imposible de competir. Un dato interesante es la cantidad de cajetillas de tabaco que importa Gibraltar, un total de 139 millones al año. Si tenemos en cuenta que la población de Gibraltar es de 29.000 habitantes según el censo, estos deberían consumir –niños incluidos– unas 12 cajetillas al día para consumir todas las cajetillas que importa Gibraltar.
Como vemos, el aumento de los precios del tabaco implican un aumento del contrabando –lo que implica mafia, trabajos ilegales, chantajes y explotación…–. ¿Cuál es la mejor variante?, ¿reducir el precio para reducir el contrabando o aumentar más aún los impuestos para reducir el número de fumadores? Personalmente creo que desde luego que el precio sea más alto no va a cambiar los hábitos de los fumadores.