Una vez un buen amigo me dijo: la búsqueda de trabajo debe ser siempre tu segundo trabajo. Aseveración totalmente acertada, aunque como es lógico, el planteamiento cambia radicalmente si es el segundo o el primer trabajo que uno tiene. Lo que sí pienso que es cierto es que buscar trabajo es en sí, un trabajo, quizás el más duro que se puede realizar.
La casuística y problemática es totalmente diferente dependiendo del perfil de futuro empleado, como es evidente, puesto que las aspiraciones de unos y otros varían en función de la formación, la necesidad, la realidad personal, la edad y experiencia y hasta incluso del sexo del candidato. Sí, este último sigue siendo un parámetro discriminador, por mucho que nos digan y por mucha conciliación e igualdad de la que se alardea. Como rezala canción popular infantil, vamos a contar mentiras tralará. Recientemente me habrán leído acerca de la mejora relativa de la situación laboral en España, del incremento de contrataciones, de altas a la Seguridad Social, de la tenue bajada de la tasa de desempleo, etc, lo cual es un dato bastante objetivo, pero que esconde tras de sí un par de sentimientos y reflexiones que me asustan. Uno es la necesidad; necesidad de buscar un trabajo, de tener unos ingresos oficiales, totalmente entendible y al tiempo, repleto de penurias y dolor. Una reflexión es la que hace referencia a la despiadada actitud de algunos empleadores, de pseudo empresas haciendo de la necesidad un provecho particular y torticero. Despiadado ejemplo de cómo convertir un problema en una oportunidad, si hablamos en términos marketinianos.
Hoy es un día cualquiera de Junio, del año 2013, pero amanece distinto, porque amanece más tarde de lo habitual, hoy no madrugué. Me acaban de entregar las notas de mi último examen de quinto de licenciatura, y es un aprobado, ¡soy licenciado, ya soy científico!. Me invade un feliz sentimiento, de satisfacción, de orgullo, y sobre todo de esperanza, porque comienza mi nueva vida, quizás el segundo tiempo del partido, el de verdad, el de buscar mi futuro y hacerlo encajar en el mundo de los mayores. Me han dicho recientemente, que mi carrera tiene un sinfín de posibilidades, lo cual es totalmente cierto, sólo tengo que procurar mi sitio, la empresa y desarrollar mis habilidades. Lo voy a conseguir, vamos a por ello. Lo primero que voy a hacer es una agenda y una lista de los portales en los que estoy registrado, actualizar mis datos, y seguro que empiezan a abrirse puertas. Enseguida me doy cuenta de lo difícil que es describirse a uno mismo, pero en un alarde de introspección logro el resultado, y me ha quedado un currículo muy aparente. Ahora tengo que hacerlo en inglés, lo haré porque me han dicho que es bueno, y que aporta credibilidad, no porque piense que lo van a leer desde fuera de España, ni porque tenga intenciones de emigrar, ya que creo firmemente en mis posibilidades y en las que me ofrece mi país.
Hace 3 días que soy oficiosamente licenciado, y estoy embelesado e ilusionado por la cantidad de libros, foros y documentación relativa a cómo enfrentarse a una entrevista de trabajo, que sin duda, desde ahora, será el examen de mi futura vida, un aprobado significará, futuro, no habrá calificaciones de notable o sobresaliente, sino solamente de futuro o desesperación. El teléfono interrumpe mi atenta lectura de un artículo del tipo de autoayuda sobre la metodología de una entrevista de trabajo, y cuál es mi sorpresa, Buenos días Sr Ilusionado, le llamamos del departamento de recursos humanos de la empresa Buscamos Esclavos S.L, y su currículo encaja perfectamente en el perfil que estamos solicitando. Buscamos recién licenciados, con buena presencia y con ganas de trabajar ¡Ese soy yo! Me explican las condiciones de forma muy breve, y acordamos una cita para mañana mismo. No me llega el momento, esto funciona, eureka, ya tengo mi primera entrevista, en tan sólo 3 días, como si de una dieta milagro se tratase. Voy a prepararla, tengo que dar buena impresión.
Amanece el día, es primera hora, y me preparo tal como me explicaron en un libro de los que estoy leyendo. Bien vestido, informal, pero elegante, mis papeles y documentación, mi discurso y mis ilusiones, todo no cabe en una carpeta perfectamente estructurada. Voy a ir con tiempo, quiero relajarme y buscar el lugar concertado, con antelación, sin nervios, con la mochila cargada de esperanza. No encuentro la empresa, según la descripción solo veo un edificio y una tienda de comunicaciones, voy a preguntar, no quiero equivocarme y llegar tarde, lo cual daría una mala impresión. Mi cara de sorpresa es auto explicativa, esta es la empresa, la gran empresa en la que iba a desarrollar un plan de Responsabilidad Social, de gestión de residuos, de control medioambiental, una empresa distribuidora de comunicaciones residenciales. Pero ya que he llegado con antelación, me quedo, me siento y espero mi turno, porque hay muchos candidatos que debo analizar, debo saber quiénes son mis rivales. Rápidamente me doy cuenta, dos amas de casa, tres caballeros de mediana edad, mucha gente joven…entran y salen, la entrevista parece corta, o no dan el perfil, pienso, aunque tal diversidad de candidatos no está alineada con el ámbito al que estoy acostumbrado en la Universidad, es raro… Me toca, mis nervios y yo nos levantamos, yo lo haré bien. Tras el saludo inicial, seco, distante e informal, me instan a leerme un folio, que contiene una promoción para contratar una línea de banda ancha en domicilios. ¿Lo entiendes?, ¿tienes alguna pregunta? Inmediatamente pienso, esto es una prueba, ahora me hará preguntas para analizar mi capacidad retentiva, por tanto respondo que sí, perfectamente. Pues ese el trabajo, y los detalles y comisiones están ahí reflejados, si quieres, por nuestra parte, empiezas ahora mismo. Si tienes cualquier duda, nos llamas, y te vamos ayudando Pero tengo una pregunta, quizás sin importancia, que tengo que hacer. ¿cuáles son las condiciones salariales y contractuales? La respuesta es clara y contundente: Veo que no has entendido nada, pues es fácil, tienes que vender ese producto, y por cada uno tienes una comisión, según ese baremo y condiciones. Si te das de alta el Autónomos o no, es cosa tuya, si no lo haces, tampoco se va a enterar nadie, y por nuestra parte, no hay problema, muchas gracias y buenos días.
Salgo entre sorprendido y enfadado, no sé si se trata de una prueba, de una broma o de una cámara oculta, lo que sí siento, es que salgo más ligero de equipaje, la mochila de las ilusiones, pesa menos, y por eso abandono el lugar presto, y me busco un lugar en el que reflexionar sobre lo que hice mal, analizaré la entrevista, tal y como he leído y me han recomendado. Nada me encaja, soy un mar de dudas, un océano de preguntas, y por qué no, de lágrimas de frustración. En casa no puedo contar esta experiencia, creo que el error ha sido mío, algo debí entender mal, revisaré mi currículo, mi plan, y mis perfiles de candidatura en los portales tan profesionales en los que me he registrado, seguro que algo hice mal. Nadie va a poder conmigo, mi título me avala, mis capacidades, mi esfuerzo y mis notas, por lo tanto, relleno la mochila de las ilusiones, me pinto una sonrisa, y hago de esta experiencia una anécdota, seguro que tarde o temprano convertiré el día de hoy en un relato cómico en una reunión de amigos. En breve seguro que me llaman de otra empresa deseosa de contratar a un licenciado solvente como yo, y será la buena, así que voy a redefinir mi plan de trabajo, de búsqueda de trabajo y mañana comienzo de nuevo a forjar mi futuro.