Cómo crear una franquicia

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Fachada de un local de una franquicia conocida

La crisis económica ha incrementado la externalización, la oferta y las distintas opciones de inversión. Por eso, dado que abrir una franquicia supone contraer un compromiso con una compañía matriz, bajo unas condiciones concretas, habrá que llevar a cabo un exhaustivo análisis de la operación.

Una franquicia es un tipo de contrato mercantil entre dos empresarios independientes: un franquiciador y un franquiciado. El franquiciador desea expandir su marca a la vez que reduce estructuras y costes, mientras que el franquiciado inicia un negocio con la marca, la imagen, el soporte, la cartera de productos o servicios, infraestructura y conocimientos previos a cambio de la inversión y un porcentaje de los beneficios.

Teniendo claro el concepto, si nos adentramos a crear una franquicia debemos conocer el funcionamiento, los aspectos legales, los riesgos y los compromisos asumidos.

Lo primero de todo sería realizar un plan de negocio, que conlleva un minucioso estudio de la inversión que el franquiciado realizará. Entre los puntos a estudiar estarían: definir los objetivos, elegir el sector en el que se va a intervenir, poner en marcha un estudio de mercado, económico y financiero, analizar los recursos disponibles, conocer el plan de marketing del franquiciador y realizar un cuestionario de candidatura.

Una vez disponemos de toda esta información básica, debemos elegir el negocio que queremos iniciar y decidir que tipo de empresa se adapta mejor al perfil particular.

Para poner en marcha la franquicia debemos contar con un comité de abogados que con su asesoramiento legal nos permitan: darnos de alta en el Registro de la Industria, comprobar que la marca esta registrada en la Oficina Española de Patentes y Marcas, verificar que cuenta con controles de calidad, exigir al franquiciador el dossier de información precontractual, etc.

El plan de negocio que hacemos al principio nos dará ya una cifra aproximada de lo que debemos desembolsar para llevar a cabo la franquicia. Existen dos conceptos que debemos tener en cuenta: el canon de entrada (más el de publicidad) y el royalty. El canon es un pago inicial a fondo perdido, que suele constituir, junto con los royalties, la retribución al franquiciador por la cesión de la marca y del modelo de negocio. Su importe depende de varios factores y varía entre los 6.000 y los 25.000 euros. El royalty equivale a un pago fijo o variable y, normalmente, mensual que se abona en concepto de los servicios prestados por la central y por el uso de la marca o enseña franquiciada.

Si se cumplen todos estos pasos, se firma un preacuerdo de franquicia, que es un contrato mediante el cual el franquiciador otorga al franquiciado la reserva de una zona hasta que se encuentre el local adecuado.

Una vez tenemos el local, debemos realizar los trámites necesarios para constituir una empresa. Hay que decidir la forma jurídica que adoptará la empresa, establecerse como empresario individual (autónomo) o constituir una sociedad mercantil, con entidad jurídica propia.

Finalmente, el contrato es el documento que regulará la relación jurídica entre el franquiciador y el franquiciado, ya que contiene el acuerdo de voluntad de los firmantes de entablar una relación empresarial a través del sistema de franquicia, así como el conjunto de derechos y obligaciones a cuyo cumplimiento se comprometen ambas partes.

Si te resulta tedioso todo este proceso, siempre nos quedarán opciones más sencillas.

Archivado en Contrato Mercantil, Empresa, Franquicia
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