Como hemos visto en otros artículos, la vivienda habitual es uno de los principales medios para desgravar en la declaración. Existen varios motivos por el que se puede acceder a deducciones por la vivienda habitual: adquisición, rehabilitación y alquiler. En este caso, hablamos de las deducciones por alquiler de vivienda habitual a las que nos podremos acoger al hacer la declaración de IRPF tanto si somos arrendadores como arrendatarios. Es decir, si somos nosotros quienes ponemos en alquiler una propiedad o si somos los que la habitamos en ese régimen.
Las deducciones por alquiler para el arrendatario (el inquilino del piso) son parecidas a las que se aplican en las hipotecas y en la compra de vivienda habitual, no tanto por la cuantía como por su funcionamiento.
Los arrendatarios pueden deducirse (en suma a la deducción estatal), una deducción que practica cada comunidad autónoma, que en muchos casos elevan la edad de quienes alquilan hasta los 35 años.
En este caso hay que distinguir entre las deducciones de carácter estatal y las autonómicas. Las primeras se aplicarán en todo el estado y las segundas dependerán de cada región. Ambas se suman después a la hora de hacer la declaración de la renta.
Nos centraremos en las deducciones autonómicas:
Suelen ser diferentes a las estatales, y exigen el cumplimiento de ciertos criterios en cumplimiento del artículo 36.1 de la Ley de Arrendamiento Urbano y esta es que la fianza se deposite en el instituto de la vivienda regional. Además, también será necesario incluir el NIF del arrendador en la casilla 943 de la declaración.
En el caso del arrendador, se contempla una reducción de carácter general del 50% de los costes que origine el alquilar la vivienda. La reducción puede ser del 100% cuando esta se alquila a personas de entre 18 y 30 años y con unos rendimientos netos del trabajo superiores a 7.236,60 euros.
