La normativa aprobada por el anterior ejecutivo que se consideró estrella para lograr regular el empleo doméstico se ha demostrado, con el paso de los años un verdadero desastre. Varias asociaciones de empleadas del hogar se han unido para reclamar que se mejore la norma que solo ha conseguido ponerles trabas a encontrar trabajo. Para los que no recordáis el cambio, os explico que en la fecha límite para encontrar un empleo por horas para poder regularizar la situación en la Seguridad Social era el año 2011, y a partir de entonces, la trabajadora doméstica debía ser asegurada por el empleador, en lugar de poder darse de alta ella misma en la Seguridad Social.
El hecho de que el empleador debe pagar por ella como si se tratase de un empleo normal en una empresa, y que debe gestionar los trámites con la Seguridad Social y Hacienda, o contratar a alguien que lo haga por él sumando gastos, hacen que sean pocos los que han visto con buenos ojos la norma. Con lo que en lugar de fomentar la contratación legal, la ha convertido en toda una utopía.
A esto hay que sumar que la crisis por la que se está pasando en los hogares ha hecho que la mayoría reduzcan o eliminen por completo el presupuesto destinado a este servicio de ayuda en el hogar. Así, las que todavía tienen trabajo han visto sus salarios moderados por familias a las que no les alcanza como antes lo que ingresan en sus economías. Otras han perdido buena parte de los empleos por horas que antes conservaban. Y a otras muchas no les ha quedado más remedio que atenerse a condiciones de trabajos en negro o en B.
Desde luego si hacemos normas para empeorar la situación y complicar el ya escaso mercado laboral, vale la pena preguntarse si las leyes no se deben hacer en una mesa de reunión con aquellos a quiénes de verdad les afecta.
Imagen: Daquella manera