Cuando una empresa hace efectiva su actividad productiva, ha comercializado con esos productos y ha obtenido unos beneficios, todo ello lo ha llevado a cabo mediante estrategias que implican un coste de la materia prima, una transformación de sus materiales, una elaboración de un producto, el transporte de lo necesario para todo ello y la posterior comercialización con los impuestos que sean necesarios incluir en la misma.
Por todo ello, las empresas deben realizar sus cuentas cada cierto tiempo, dependiendo de qué tipo de cuenta realicen.
La contabilidad es el departamento que se encarga de llevar a cabo todas esas cuentas, entre otras la de pérdidas y ganancias para evaluar beneficios y gastos, o el balance de situación.
El ejercicio fiscal corresponde al periodo de tiempo (generalmente 12 meses) en el que una compañía publica su balance y cuenta de resultados. No tiene necesariamente que coincidir con el año natural y en ocasiones se realiza antes de los doce meses.
Este ejercicio es la prueba que demuestra que, tras la realización de la comercialización con los productos de la empresa, hemos obtenido beneficios o no. Si no ha sido así nos veríamos en una situación de pérdidas o "números rojos". Cuando esto sucede significa que todo lo que la empresa ha gastado para efectuar su actividad productiva no se ha recuperado en ventas y por lo tanto no se logra el beneficio, o lo que es lo mismo, la empresa no está cumpliendo su objetivo indispensable.
Ante esta situación se deben buscar soluciones, tanto para pagar a los proveedores que nos han suministrado los materiales, a los transportistas y a todos los servicios que la empresa ha solicitado, como para lograr un beneficio que inicialmente sea 0.
Algo similar le ha ocurrido al grupo Billabong, la compañía ha informado este jueves que cerró su último ejercicio fiscal con unos números rojos de 233 millones de dólares australianos (166 millones de euros).
A pesar de haber obtenido números rojos al final de su ejercicio, eso no ha implicado una mejora tras las últimas cuentas que se realizaron en el departamento contable de la empresa.
El resultado supone una importante mejora con respecto al del ejercicio 2012, cuando la compañía sufrió unos números rojos de 859 millones de dólares australianos (610 millones de euros) tras ajustar a cero el valor de sus principales marcas, como la propia Billabong.
Una de las iniciativas es invertir en la venta por Internet.
La compañía se predispone a reestructurar la empresa y tras los cambios la empresa, cuyo nuevo consejero delegado, Neil Fiske, asegura que el "cambio de tendencia está ganando terreno", confía en seguir mejorando sus resultados en 2015. Aunque no ofrece previsiones, sí señala que las ventas al menos van en la misma línea que en este 2014.