Es evidente que el objetivo de las empresas es maximizar el beneficio, para ello utilizan una serie de herramientas que ayudan a cumplir ese objetivo y junto con él otros muchos, tales como la creación de empleo, añadir y crear valor a cada producto.
Una de las herramientas indispensables a la hora de crear una empresa y poner en funcionamiento su actividad productiva, son los trabajadores, los mismos son los que aportan su esfuerzo para sacar adelante el desarrollo económico de la empresa, y ofrecen su trabajo a cambio de una remuneración adaptada a sus condiciones laborales.
No obstante y a pesar de ser la herramienta indispensable, las personas que dirigen las empresas no siempre se preocupan al 100% del bienestar de sus trabajadores.
Y es que si hay algo indispensable para el óptimo funcionamiento de una empresa, eso es el estado del bienestar de sus trabajadores. Es imprescindible conocer la situación de cada trabajador y que pueda aportar su trabajo de la manera más cómoda y coherente posible.
Por ello existe un departamento exclusivo llamado Recursos Humanos, que se encarga de realizar encuestas psicológicas a los trabajadores que ya forman parte de la sociedad, admitir a nuevos trabajadores o prescindir de algunos que no cumplen los requisitos que exige la empresa.
A pesar de existir este departamento y de que los trabajadores sean la fuente principal de la empresa, la mayoría de ellas no se preocupan por el estado de estrés o por el exceso de labores a las que están sometidos su trabajadores, concretamente en España.
Según un estudio de 2013 de la Comisión e Ipsos, aproximadamente la mitad de los españoles (49%) dice que es habitual sufrir estrés en sus puestos de trabajo. Este porcentaje está en línea con la media europea (51%). Sin embargo, el compromiso para hacerle frente de las empresas de este país es peor que en el resto del continente: sólo un 29% cree que el estrés se controla bien en su lugar de trabajo frente al 56% de toda Europa.
No sólo el estrés es un problema al que hay que hacer frente. Una encuesta realizada en 2010 a los responsables de salud de decenas de miles de empresas europeas reflejó que en nuestro país importa poco organizar bien el trabajo porque echar horas apenas se considera un problema, como tampoco lo es la mala comunicación entre jefes y empleados o el que se tomen menos medidas contra el acoso laboral.
Lo peor de todo es que las empresas, sobre todo las españolas, se desinteresan por el estado anímico y los problemas psicológicos de sus trabajadores, para dedicarse a aumentar sus horas de trabajo con el único objetivo de aumentar la producción y por consiguiente los beneficios empresariales.No obstante desconocen que una plantilla mal gestionada hace perder dinero a los dueños de la empresa y salud a sus trabajadores.
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA)advierte de estos riesgos económicos y saludables, que calcula que en la Unión Europea se pierden unos 136.000 millones cada año por la caída de la productividad y los tratamientos derivados de trastornos mentales como el estrés, más del doble que los 61.000 millones que se han destinado hasta ahora al rescate de toda la banca española.
España es el país que menos importancia le presta a este tipo de problemas, pero no es el único en el que se palpa el desinterés por el estado de los trabajadores, la Unión Europea se preocupa por ello y para motivar a las empresas a combatir este problema, la Comisión Europea ha lanzado la campaña Trabajos saludables 2014-2015: “Gestionemos el estrés”.
Este año incluso premiarán con los ”galardones europeos a las buenas prácticas” a aquellas empresas que muestren el compromiso más firme “en la gestión exitosa de los riesgos psicosociales”.
