Europa no va bien. Muchos expertos hablan de que hemos entrado en una compleja fase económica en la que no solo el consumo interno está bajo mínimos y se enfrentan problemas de diversa índole que no tienen igual solución en cada uno de los países que conforman el espacio europeo; sino que también hay un gran parón en las economías más fuertes. Y los últimos datos alemanes corroboran que vamos por el mal camino y que hay que tomar urgentes medidas de estímulo sino queremos entrar en una espiral viciosa de la que será muy complejo salir.
La producción industrial alemana se encuentra a niveles de hace 5 años. De hecho, el pasado mes de agosto, la producción industrial de Alemania se desplomó un 4%, lo que implica una cifra no vista desde 2009. Para los germanos, aquel año no fue uno de los mejores, ya que su país estaba aún en la crisis financiera que les tocó vivir. Por lo tanto, los augurios de buena fortuna en el corto plazo parecen haber disipado del panorama de un solo plumazo con ese dato.
Si tenemos en cuenta las previsiones hechas hasta la fecha, el susto es si cabe mayor. La locomotora alemana no solamente ha pegado un frenazo en seco que asusta a alemanes y a europeos casi por igual, sino que también los propios expertos se han visto sorprendidos. Las estimaciones económicas habían previsto una caída en la producción industrial alemana del 1,5%, lo que significa que el dato real ha sido realmente devastador. Es casi el triple de lo que se había pensado, e influye tanto en las demás variables económicas de Alemania, como en la del resto de países de la eurozona.
Vienen tiempos malos, y más malos serán cuanto menos medidas se tomen. Se espera que las próximas semanas incluyan soluciones a nivel europeo centradas en cambiar la tendencia.
Imagen: Günter Hentschel
