Las declaraciones del primer ministro italiano hechas hoy en respuesta a la petición de Draghi de llevar un programa de reformas en Italia no han caído muy bien por nuestras tierras. De hecho sus palabras “Nuestro modelo no es España, sino Alemania” han dado lugar a varios análisis económicos, financieros y políticos que copan hoy las portadas de muchos diarios de nuetro país. Pero ¿hay algo que podamos sacar como conclusión de las declaraciones de Renzi? Yo creo que sí.
Particularmente, creo que la primera de esas conclusiones es ir pensando en diferenciar países. Porque aunque tenemos tendencia a comprarnos con Italia, uno y otro poco tienen que ver entre sí en cuanto a sus estructura económica. Lo mismo vale para ellos, porque he estado viviendo años en Italia, y puedo asegurar que cuando se hablaba de la prima de riesgo, cada vez que la de Madrid superaba a la de Roma salíamos en sus telediarios. Cuando la española iba mejor, nadie se acordaba de la información. Es casi como si España e Italia jugasen a mostrar a sus ciudadanos que tienen con quién compararse y ser mejores. Aunque en el fondo sea una verdad solo a medias.
Pero además de eso de mirar hacia adentro y no lanzar críticas por las declaraciones de un primer ministro que al fin y al cabo solo busca llamar la atención para que no se ensañen con él, creo que las otras palabras que dijo también dan para la reflexión:
Estoy de acuerdo con Draghi cuando dice que Italia necesita hacer reformas, pero cómo vamos a hacerlas lo decidiré yo, no la Troika ni el BCE ni la Comisión Europea
En Europa y en España tenemos la sensación de que fue la Troika la que nos impuso las condiciones. Y esto en parte fue así. Y quizás va siendo hora de recordar que todos los países son europeos, y que todos se deberían atener al mismo trato. Independientemente del modelo que quieran seguir.
Imagen: DonkeyHotey
