La crisis económica provocada por la pandemia desde la primavera pasada está teniendo consecuencias en el día a día de muchas compañías. Algunas, obligadas a congelar su actividad por falta de clientes y otras se ven arrastradas por una situación de incertidumbre que es demasiado compleja para poder afrontarla con serenidad.
En estos momentos toca hablar con proveedores, negociar plazos y utilizar algunos instrumentos financieros como es el confirming para poder adelantar el pago a la fecha de vencimiento de las facturas y así tener cierta ventaja.
La importancia de la relación con proveedores
Las compañías, independientemente de su actividad deben mantener una relación cuidada tanto con sus clientes como con sus proveedores. Cuando la relación con éstos es sólida, las posibilidades de éxito son mucho mayores y mejor respuesta se recibe en situaciones de crisis como la que se está viviendo actualmente en plazos, compromisos de entrega o esfuerzos varios.
Una buena relación con los proveedores se basa en la experiencia, en la recurrencia y en la capacidad y puntualidad en los pagos así como en la capacidad de ser flexibilidad cuando hay que serlo. Normalmente esto se resume en una palabra: confianza y, generalmente, suele ser mutua.
El coronavirus ha cambiado la forma de entender los negocios y los planes de empresa, en los que cada vez se hace más presente un plan de contingencia. Este, que podía ser una excepción, se ha vuelto fundamental tras la sacudida en 2020 que ha dejado a muy pocos sectores con crecimiento superiores a 2019.
Las ayudas directas o los PERTEs, a la orden día
Los planes del Gobierno, por su parte, se muestran como una tabla de salvación para poder acceder a cierta financiación, si bien los requisitos para acceder a estas ayudas directas son muy precisos, dejando fuera a algunos sectores de actividad que también se han visto afectados.
Por otra parte están los denominados PERTEs – Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica -, un mecanismo que nace para gestionar los fondos europeos para la recuperación, con 140.000 millones de euros procedentes de Europa para el período 2021 -2026.
Este mecanismo se mueve en función de la capacidad tractora de los proyectos presentados, de su fuerza en cuanto creación de empleo, fijación de industria así como de su carácter innovador.
Este instrumento hace que muchas compañías puedan acceder a financiación para proyectos más grandes que, sin estos recursos, quizá no hubieran podido realizar.
De una manera u otra el escenario y la situación económica en su conjunto no para cambiar buscando encontrar una palanca que sirva para impulsar de nuevo la actividad y que logre volver al equilibrio sostenible en el tiempo.
El contexto convulso que se está viviendo a día de hoy es común para gran parte del ecosistema empresarial español y europeo. Por eso es importante que las relaciones de confianza establecidas con anterioridad al estallido de la pandemia no se rompan ya que son el hilo que teje todo el sistema económico de un país y que supone una red sólida con capacidad de adaptación y resiliencia.