Analizamos “No es economía, es ideología” de Economistas frente a la crisis (II)

COMPARTIR 0 TWITTEAR

Este libro es una recopilación de artículos escritos por economistas pertenecientes a la asociación de “Economistas frente a la crisis” sobre muchos y variados temas –el estado de bienestar, los mercados financieros, la reforma laboral, el sistema fiscal, Europa, el sector eléctrico, la economía sostenible–; artículos que presentan alternativas a los caminos económicos por los que transita Europa –y España, en particular–. Si cree que puede haber otras vías para salir de la crisis no debería dejar de leerlo.

Actuaciones frente a la crisis propuestas por Economistas frente a la crisis

Terminamos hoy el análisis que comenzamos la semana pasada del libro “No es economía, es ideología”, de Economistas frente a la crisis, con algunos temas que habíamos dejado pendientes.

Sistema financiero

La transformación del sistema financiero español en los últimos años ha sido tremenda. Las cajas de ahorro han sido sustituidas por nuevas entidades de cuyos estatutos ha desaparecido cualquier objetivo social que pudieran haber tenido las primeras. La cada vez mayor concentración ha provocado un agudizamiento del problema de las entidades financieras demasiado grandes para caer, así como la progresiva desaparición del sector en pequeñas localidades y en el ámbito rural. La prima de riesgo y la bajada de ratings a las entidades de nuestro sistema financiero también juegan en nuestra contra.

Las sucesivas rebajas en los ratings de los bancos españoles suponen un grave incremento en el coste de financiación de las entidades españolas, al tiempo que mantienen una garantía cuasi soberana al estar en proceso de recapitalización pública. Esta situación de alto rendimiento y bajo riesgo genera una situación altamente favorecedora de los intereses de los bancos acreedores frente a los bancos deudores y sus garantes.

Y no podemos olvidar que, debido precisamente a esa recapitalización pública, el control de riesgos de las entidades ha de ser más estricto, lo cual redundará en unas condiciones de acceso al crédito más duras y un alargamiento del proceso de reducción de nuestro excesivo endeudamiento.

Europa y su economía

La economía europea no estaba preparada para esta crisis. Y no lo estaba porque su construcción se basó más en voluntades políticas que en criterios técnicos. En los últimos años sí se viene haciendo un esfuerzo en instaurar un gobierno económico europeo, pero ¿en la dirección correcta?

Las terapias aplicadas, basadas en una fuerte contracción fiscal, han agravado el problema. La austeridad ha conducido a la recesión y los ratios de endeudamiento siguen creciendo. El aumento del desempleo, las tensiones sociales y la desconfianza entre los Estados del norte y del sur, con superávit y deficitarios, amenazan la supervivencia del euro y el proceso de integración europea.

Para evitar lo ocurrido, hubiese sido necesario dotar desde el principio a la zona euro de un sistema de solidaridad financiera para ayudar a un país que se enfrentara a una crisis o a una difícil situación coyuntural de su economía. Pero Alemania y otros países se opusieron porque pensaron que disponer de un sistema de ayuda incentivaría la imprudencia en la gestión de las políticas económicas.

Y cuando la crisis llegó, al no disponer de ningún sistema para hacerle frente hubo que improvisar.

Los criterios de Maastricht actualmente vigentes son fuertemente procíclicos, lo que quiere decir que en épocas de baja actividad económica los países se verán obligados a reducir sus gastos, contribuyendo así a que la actividad económica se reduzca todavía más. Mientras este marco económico esté en activo, será muy difícil superar la actual crisis u otras que pudieran venir.

Sector eléctrico

El sector eléctrico, mal desregulado desde la ley del sector eléctrico de 1997, presenta un déficit tarifario cercano a los 30.000 millones de euros. El déficit tarifario es lo que les falta a los ingresos regulados para cubrir los costes regulados, es decir, su origen ha de situarse en unos ingresos más bajos de lo necesario, en unos costes más elevados de lo razonable o en una combinación de ambas circunstancias. ¿Cuáles son las razones que subyacen? El libro apunta algunas. ¿Y en lo tocante a las soluciones?

Ante este panorama caben por tanto dos soluciones: o se incrementan los precios que pagan los consumidores, o se reduce el valor de los costes reconocidos a las empresas. El álgebra del déficit tarifario no admite otra solución. Pero a la primera solución ya se ha recurrido –en los últimos siete años los precios ya han subido más de un 70%– y seguir aumentándolos no sería ni justo ni factible: los consumidores ya están pagando los precios más altos de la Unión Europea, y la competitividad de la economía lo sufre. La única solución, por tanto, pasa por revisar los costes reconocidos a las empresas, procurando no hacer un estropicio en la seguridad jurídica y en la confianza legítima en las normas que nos rigen a todos, porque de otra manera se esparciría una incertidumbre ineficiente y costosa para el conjunto de la economía.

¿Hay, pues, solución? Parece que puede haberla –y en el libro se apuntan algunas posibilidades–, pero no está en la fiscalidad energética que ha aprobado el actual Gobierno.

Impuestos sobre la producción del régimen ordinario se acabarán trasladando a precios. Porque las centrales que venden su energía en el mercado tienen capacidad de trasladar el impuesto a precios. No así las centrales del Régimen Especial (renovables y cogeneración) porque venden su energía a tarifa, independientemente de los precios de mercado.

Economía sostenible

También se habla en el libro de medio ambiente. Algo que, simplemente, no se tiene en cuenta en los modelos económicos con los que se gestiona nuestra economía.

Así, el análisis económico y político se ha centrado más en el cuánto crece el PIB, que no en el cómo y en qué crece el PIB.

Por desgracia, en situaciones como la que estamos viviendo, es muy difícil que se le preste demasiada atención a asuntos como el medio ambiente. Pero hay que hacerlo, porque la economía verde genera empleo y puede ser un vector de crecimiento, porque hay unos compromisos que cumplir, y no sólo hablo de los compromisos económicos con el G20, sino también –y sobre todo– con el compromiso ético con los países menos desarrollados, que son los que en mayor medida sufren los efectos del cambio climático.

Hoy, los países más pobres del planeta son ya los más perjudicados por el deterioro ecológico. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad…, agravan la pobreza y el hambre precisamente en países que apenas han contribuido a dichos procesos de deterioro. África, que sólo supone el 4 por ciento de las emisiones totales de CO2, sufre ya las consecuencias del cambio climático (sequías, inundaciones…) sin capacidad suficiente para combatir esa situación.

En fin, todo un reto económico… Y ético.

Los autores

Los artículos que constituyen este libro han sido elaborados por economistas –tanto académicos como profesionales de la empresa privada o de la Administración– que creen que existen vías alternativas para salir de la crisis que aquéllas que únicamente se basan en números y en modelos que no han demostrado una mejor cualificación para hacer frente a la situación que tratan de corregir.

Los “economistas frente a la crisis” que han participado en la elaboración de este libro son los siguientes: Juan Ignacio Bartolomé Gironella, Josep Borrell Fontelles, Natalia Fabra Portela, Jorge Fabra Utray, Antonio González González, Mauro Lozano Belda, José Moisés Martín Carretero, Mónica Melle Hernández, Ignacio Muro Benayas, Cristina Narbona Ruiz, José Ignacio Pérez Infante, Alberto del Pozo Sen, Alfonso Prieto Prieto, Manuel de la Rocha Vázquez y Julio Rodríguez López. En la propia web de Economistas frente a la crisis hay muchas más opiniones, alternativas y puntos de vista.

Conclusiones

90

<

p> Es este un libro que transmite esperanza. Después de meses –años, ya– viendo como las decisiones que se están tomando, lejos de revitalizar la economía están hundiéndola cada vez más; viendo las tremendas consecuencias sociales de dichas decisiones; y viendo que no parece que haya nadie capaz de desbloquear esta situación, uno ya había empezado a perder la esperanza de que exista una solución. Pero este libro sugiere actuaciones concretas para aquellos sectores o mercados más sensibles de la economía y con mayor capacidad de reactivación. Sólo echo de menos, como técnico, más referencias a los estudios teóricos y empíricos que sustentan las ideas que en cada artículo se desarrollan, aunque entiendo que el objetivo de este libro, el objetivo de Economistas frente a la crisis, es acercar propuestas diferentes a la sociedad, a aquéllos que creen que existen alternativas, y dicho objetivo se vería inevitablemente enturbiado si el libro tomase una deriva demasiado técnica.

Por lo demás, es un libro que hace pensar a lo largo de sus casi 270 páginas. Ojalá que nuestros dirigentes tengan la valentía de –por lo menos– tomar en consideración algunas de sus propuestas.

Archivado en Análisis, Economistas frente a la crisis, Editorial Deusto, España, Estado del Bienestar, Evolución económica
COMPARTIR 0 TWITTEAR

Comentarios (20)

Usa tu cuenta de Facebook para dejar tu opinión.

Otras webs de Difoosion