Se conoce habitualmente como Blue Chip a las empresas cotizadas sólidas, con una larga trayectoria en el mercado, sin grandes fluctuaciones y que habitualmente reparten beneficios de forma constante. Hablamos de compañías que, además, no presentan un endeudamiento elevado puesto que disponen de una elevada liquidez como consecuencia de sus políticas empresariales.
El origen de esta denominación procede de su asimilación en el área del juego. Como sabemos, en los casinos las fichas utilizadas en las apuestas se clasifican en colores representativos del valor asignado; son las azules las más elevadas, mientras que las blancas las equivalentes a una menor moneda. Por tanto, según esta denominación, hablamos de empresas de valor elevado que supondrían una apuesta segura en el largo plazo, dada su trayectoria, política y su estabilidad. Es importante tener en cuenta que con ellas no sería sencillo realizar una inversión especulativa en el corto plazo con el fin de obtener grandes resultados positivos, puesto que dadas sus especiales características no presentarán importantes fluctuaciones de precio.
En la práctica, acostumbran a mantener una política de pago de dividendos regular, independientemente de si se atraviesa por una situación coyuntural más desfavorable. En nuestro caso particular, son considerados valores de primera fila determinadas cotizadas en el Ibex 35 como son Santander, BBVA, Telefónica, Repsol YPF e Iberdrola, las cuales, además, están ubicadas entre los diez primeros puestos del Euro Stoxx50, siguiendo el criterio de su rentabilidad por dividendo (cociente entre el dividendo esperado y el precio de la acción). Esta ratio es una de las principales variables tenidas en cuenta por los inversores a la hora de colocar sus capitales en el mercado bursátil.
Fruto de la emigración
Aunque el término Blue Chip se observa en prensa desde las dos últimas décadas del siglo XIX, se le atribuye a Oliver Gingold, editor con más años de servicio en el Dow Jones y el último empleado en haber trabajado con los fundadores: Charles Dow, Edward Jones y Charles Bergstresser. Comenzó su carrera en el periódico en el 1900, contando con tan sólo 15 años, el mismo día que llego en barco de Inglaterra a Nueva York. Mientras esperaba para entregar una carta de presentación a un alto oficial del Dow Jones, otro empleado lo envió a recoger 50 libras de hielo, momento en el que empezó a formar parte de la plantilla oficialmente con una nómina de 4 dólares por semana.
Desde entonces, fue el encargado de cubrir prácticamente cada acontecimiento industrial y financiero para el Diario. Se trata de un gran legado para la empresa y para los inversores, gracias a su inteligencia, a la integridad de sus informes y al empleo del término Blue Chip como parte de la jerga bursátil. Aparentemente, tiene su origen en 1923 o 1924, cuando se encontraba Gingold en el parqué de cotizaciones de la casa de bolsa que posteriormente se convirtió en Merrill Lynch. Hablando con Lucien Hooper de WE Huttoon & Co.se dió cuenta de que varios valores presentaban precios de 200 y 250 dólares por acción, cuando le comentó su intención de volver a la oficina a escribir sobre estas acciones Blue Chip. Pasó a editar la columna Al tanto del mercado desde 1933 hasta su fallecimiento en 1966, una brillante carrera que abarca más de 65 años.