Comentamos todo esto al hilo del artículo publicado por nuestra compañera Lucía Estrada acerca de quién nos defiende de Europa y donde da una versión clara y precisa del asunto. Pero a la vez cayó, por casualidad, en mis manos el último libro de Juan Francisco Martín Seco, ex-secretario General de Hacienda, titulado “Contra el Euro. Historia de una ratonera”. En él, el profesor Martín Seco, lejos de alinearse con los sectores de la clase dirigente española y europea, y a tenor de lo que está ocurriendo últimamente en la U.E., nos abre los ojos en algunos aspectos importantes. Así señala que
“quienes nos metieron en esta senda no diseñaron un sistema de vuelta atrás si las cosas salían mal, por lo que estamos en una ratonera en la que la ruptura del euro tendrá un alto coste”…/… “Lo más sensato, pero que pocos Gobiernos se atreverán a hacer, sería intentar deshacer lo andado con el mínimo coste posible. En términos económicos, los daños de romper el euro y la Eurozona serán muy grandes, pero la permanencia sólo empeorará más las cosas”
Pero, va mas allá, al señalar que, tal como está estructurada hoy en día, es una trampa para las economías mas débiles y, fundamentalmente, para las economías del sur de Europa. No existe unión política, existe un nuevo colonialismo en donde los países mas fuertes controlan a los débiles. A lo que nosotros podríamos añadir que sin la unidad fiscal, la monetaria tiene poco recorrido.
Igualmente pone el énfasis en la total falta de democracia en las instituciones europeas,
”los Gobiernos han perdido toda capacidad de intervención política …/… la voluntad de los pueblos ya no importa, las órdenes las dan Berlín o Bruselas y la democracia se nos escurre de las manos”
Y a la vista de los últimos acontecimientos ocurridos en Chipre, ya comentados por nuestro compañero Alberto Fernández al tratar el tema del corralito chipriota, no podemos mas que acudir a las palabras de Olli Renh y su cuello de botella.
Así, además de lo señalado por el profesor Martín Seco, no podemos obviar que la Comunidad Europea se ha convertido en una organización mastodóntica, en donde pululan miles y miles de funcionarios y burócratas, miles y miles de comisiones y subcomisiones y un parlamento transformado en un “cementerio de elefantes” en donde reptan ¡ 754 diputados ! con sus respectivos asesores y personal adscrito. Todo para que luego las decisiones las adopten no más de veinte personas entre Berlín y Bruselas,y se den casos como Chipre en donde como señala el economista Nouriel Rubini, el plan de todos esos funcionarios ha fracasado estrepitosamente, y sea cual sea la decisión final,
”ya se ha hecho el daño psicológico asociado con el intento de gravamen a los depositantes, creando la preocupación sobre un posible contagio de fuga de depósitos en toda Europa”
Y no sólo de los depósitos, añadiríamos, sino la conculcación de principios tan básicos como la seguridad jurídica, la unidad de mercado y, en definitiva el crédito en sí mismo de la Unión Europea.
Entonces, ¿para qué sirve todo ese ingente número de funcionarios, burócratas y técnicos? . Es evidente que en España es necesaria, y de modo muy urgente, un verdadera reforma estructural de las Administraciones Públicas, reducir drásticamente el gasto derivado de las mismas. Pero ¿y en la Comunidad Europea?, no olvidemos que todo ese derroche lo pagamos todos los europeos también de nuestros bolsillos.
En conclusión, todo lo aportado sería el verdadero cuello de botella de la Unión Europea que hay que solucionar inmediatamente, y esperemos que no se cumplan los presagios del profesor Martín Seco al señalar que
”la crisis que asola Europa no es un bache pasajero que podamos superar a corto o medio plazo con más recortes en el Estado de bienestar. Más bien, es la crónica de una muerte anunciada”
Porque de otra forma solo cabría una pregunta siguiendo el dicho popular y que dejo a vuestra consideración:
¿Eran necesarias tantas alforjas para este viaje?