La realidad a la hora de buscar empleo, de intentar forjar un futuro (III)

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Hasta el momento, en las entregas anteriores, relaté la inevitable realidad, el ahogo de las esperanzas de los jóvenes recién titulados, ansiosos de incorporarse al mercado laboral. EL relato recogía algunos aspectos como la falta de ética y abono de la economía sumergida, promocionada desde lo que se mal llaman empresas, y por otro lado el abuso de poder e intencionado ante la necesidad y ganas de trabajar. Pero la casuística no acaba ahí, lejos de acabar, esos son solamente algunos ejemplos de lo que realmente está ocurriendo, porque cada día nos depara una sorpresa

Grupo de expertos

Hoy ya no amanece tan soleado como en días pasados, no sé si son las nubes y nieblas de advección típicas del verano del norte, o si es porque empiezo a ver las cosas algo más oscuras. Sea cual sea el motivo, desde el comienzo me he prometido a mí mismo, que conmigo no podrán, tengo recursos, tengo ganas y conocimiento, solo me resta encontrar mi oportunidad. Ese es mi lema. Soy un verdadero afortunado; es un primer análisis que hago, de lo que he visto en mi entorno, escudriñando a las personas que conmigo, acudían a las experiencias de búsqueda de trabajo, porque casi ninguna de ellas podría denominarse entrevista, sino experiencia vital. Y soy un afortunado porque en mí se da el caso de la no necesidad, de la no urgencia, o de no tener que darle de comer a unos niños que ven como su futuro se diluye con el de sus progenitores. Yo tengo suerte, de momento tengo una vida plena y solo me mueve la ilusión y ganas; todo cambia bajo este prisma.

Una tarea, un trabajo organizado

Durante estas últimas jornadas he aprendido muchas cosas, de todo hay que extraer una conclusión, y un aprendizaje, el proceso es así. Entre ellas he podido aprender cómo filtrar las ofertas, y como enfrentarme desde ya, a la primera llamada de contacto. Ya sé qué preguntas debo hacer, y cuáles son la respuestas que me interesan, aun así, estoy igualmente seguro que alguna que otra sorpresa me llevaré. De momento no tengo ni ganas ni conocimientos para hacerme una start up, por lo tanto, debo preguntar la relación contractual entre el trabajador y la empresa. Las respuestas vagas o ambiguas no me sirven, ya sé que detrás de ellas se esconden trucos y mentiras, en muchos casos. También debo preguntar cuáles serían mis funciones, aunque sea brevemente, ya que en principio, no he estudiado una carrera durante cinco largos y duros años para estar al sol, de puerta en puerta, que parece es lo que está de moda. Me hago una reflexión; si el consumo está tan en declive, el consumidor tan harto y presionado, ¿por qué hay todo un ejército en la calle de comerciales, sin formación alguna, promocionando de todo tipo de artilugios?.

Cuando uno busca trabajo, como toda tarea planificada y bien desarrollada, tiene un tiempo límite, aunque se pueden hacer horas extras, pero en mi caso, mi proyecto de vida aún no se encuentra en un punto crítico, así que aprovecho para relajarme y tomar un aperitivo con mi gente, como cualquier trabajador al acabar su jornal. Eso me permite escuchar las anécdotas del día, estar en contacto con el mundo laboral, debatir sobre las noticias de actualidad, en definitiva, estar muy atento a todo y bien informado, aspecto básico, tanto si se trabaja de forma remunerada como si no. Esto sé que me ayudará en una entrevista de verdad, porque suelen surgir temas que no son estrictamente del trabajo al cual se aplica. Así que, el día está a punto de rematar, y es momento para el ocio. En medio de tanto relax, suena el teléfono. Sí, es otra entrevista de trabajo, espero que sea seria y se pueda convertir en una oportunidad. Hecho, he seguido mi guión establecido, mis preguntas de rigor, y las respuestas fueron vagas. Aunque ya me imagino a lo que me enfrento, iré, me presentaré.

esto no son minijobs, es precario Hoy vuelvo a activar el protocolo de entrevista, mis papeles y documentación, mi discurso y mis ilusiones, que por enésima vez, no caben en una carpeta. Ahora mi objetivo es doble, buscar una oportunidad y aprender, y como experiencia ya pienso que es útil, así que, poco o nada que perder. El lugar acordado para la entrevista es de lo más corriente, un ir y venir de personas, alboroto, desorden, en la sala contigua una especie de gritos, como arengas del guerrero que se va a enfrentar a las huestes del Cid en una cruzada, me recordó a una película que vi hace tiempo, una feroz crítica al sistema laboral. Comienzan las presentaciones, lo de rigor, mi pequeño discurso que no interesa en este foro, y retornamos al tema que nos ocupa. La propuesta, la de siempre; lo engaños, los habituales. Contrato laboral que no es tal, salario fijo que tampoco lo es, aunque lo ofrezcan como un plus. A mí me habían explicado que el trabajo tiene un sueldo fijo, pero nuevamente se entiende por sueldo fijo a algo como, siempre cobrarás algo, porque siempre se vende algo, cuestión que discuto, y esgrimo que eso no es fijo, sino cien por cien variable. Debe ser otro punto de vista, no que fijo y variable son contrarios. Aunque ya expongo que no me interesan las condiciones, insisten en hacer una prueba, en asistir a un curso de formación, que me servirá para el futuro, en la sala de los gritos, y que ya que estoy allí, no pierdo nada, momento en el que recordé a un niño diciéndole a su padre, papi, venga, comprámelo, ¡que más te da!. Solo son 25 euros, una excelente forma de cazar al cazador y obtener un lucro. Ya acabo de captar el mensaje, la insistencia y las arengas. Qué hermosa forma de jugar con las ilusiones y timar a los candidatos, que a día de hoy son legión de potenciales clientes. Me viene una reflexión a la mente, supongo que los que ejecutan esta farsa de las entrevistas también habrán pasado por una entrevista, es como una función recursiva, que se alimenta de sí misma.

Como en anteriores episodios, fin de la entrevista. Fin de mis ilusiones de hoy por ceder mis capacidades a una gran empresa. Fin de la esperanza. Para mí, solamente, fin del día. Ligero deshago el camino, con la habitual parada obligada de un café en una terraza tranquila, de nuevo enjuagando mi frustración en un café, en una preciosa ciudad, con una galleta en la mano que por cavitación se empapa de café, lentamente, al mismo ritmo que mi ánimo se recompone. Me vuelvo a decir, conmigo no podéis, yo lo voy a conseguir. Esta vez es algo distinto, no me esperaba otra cosa, aunque siempre hay lugar para la esperanza. Recordé que ya CV en Ingles tengo mi currículo escrito en inglés, y que es hora de ponerlo en activo, voy a ampliar mi círculo, mis metas y objetivos. Tengo que decidir en qué grupo de la masa desempleada deseo vivir, en el cincuenta y mucho por ciento de jóvenes ociosos por fuerza, en los muchos que se agarran a las ofertas-basura temporales, en las decenas de miles que emigran o en las décimas que se emplean con futuro en nuestro país. De momento recuerdo que soy un afortunado, y todavía no llegó el momento de huir, pero la novedad es que ya entra en las variables de decisión.

Archivado en Buscar trabajo, Entrevistas de trabajo, Mercado laboral, Realidad laboral
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