La integración vertical supone la entrada de una empresa en actividades relacionadas con el ciclo completo de producción de un producto o servicio, convirtiéndose así la empresa en su propio proveedor (integración “hacia atrás”, “aguas arriba”) o cliente (integración “hacia delante” ,“aguas abajo”).
La empresa entra en nuevas actividades, por lo que es un caso particular de diversificación. Es una forma de asociación para asegurarnos de la colocación de productos. Los nuevos negocios pueden estar relacionados tecnológicamente o no, por lo que podemos encontrar aspectos de la diversificación relacionada.
Toda empresa elabora ella misma parte de su producto y adquiere otra parte en el exterior a los proveedores. Toda empresa comercializa o vende en algún grado sus productos o servicios. Resulta muy difícil encontrar empresas sin ningún grado de integración vertical, del mismo modo que no suelen existir empresas totalmente integradas. Lo se que se plantea desde el punto de vista estratégico es el nivel adecuado de integración que una empresa requiere o puede ser apropiado.
El grado de integración vertical es el resultado de un conjunto de decisiones tales como el grado de auto-abastecimiento, el número de etapas integradas, el volumen de actividades en cada etapa y la mayor o menor relación tecnológica.
El nivel de integración vertical puede ser medido a través de distintos criterios:
– Según el valor añadido que genera la empresa en relación con su volumen de ventas. Estará más integrada que otra si añade más valor
– Ratio vertical o proporción de los beneficios atribuibles a las actividades relacionadas con el ciclo productivo. Esta ratio sirve para discriminar si una empresa está o no integrada verticalmente y se suele confirmar positivamente cuando su valor supera el 70%
– Según el número de fases del ciclo productivo completo que realice la empresa
– Según el volumen de transferencias internas que se produzcan entre las distintas fases del ciclo productivo
– El grado y la forma de dominio de los activos asignados a las actividades productivas vinculadas con la integración vertical Son habituales las integraciones verticales en innovación
Razones para la integración vertical
Las principales ventajas de una estrategia de este tipo vienen dadas a través de la obtención de una mayor rentabilidad mediante la reducción de costes o a través de la obtención de una posición competitiva fuerte en la industria.
Riesgos de la integración vertical
– El riesgo global de la empresa se incrementa al comprometer ésta un mayor volumen de recursos con el ciclo completo de un determinado producto
– Eleva las barreras de salida de la industria al tener un mayor volumen de activos involucrados en las distintas etapas en las que actúa
– Falta de flexibilidad ante los cambios que se produzcan tanto en el mercado de factores como en el de productos
– Reduce la capacidad para introducir innovaciones autónomas. Se encuentra en una posición de desventaja para introducir innovaciones por la falta de contacto con proveedores o clientes
– El margen de proveedores o clientes sustituidos no se capta automáticamente. Estos pueden disfrutar de ventajas competitivas que la empresa no puede aprovechar, como el efecto experiencia. Si el margen asumido no es suficiente, la rentabilidad de las inversiones puede ser baja y resentirse la rentabilidad global de la empresa
– Incremento considerable de la complejidad organizativa de la empresa integrada, lo que requerirá sistemas de planificación, coordinación y control sofisticados, lo que redunda en un incremento de los costes
En relación con los resultados, no existe una vinculación clara, ni desde el punto de vista teórico ni desde su aplicación empírica, entre el grado de integración vertical y la rentabilidad.
En ocasiones, debe plantearse la posibilidad de un proceso de desintegración vertical cuando los inconvenientes prevalezcan sobre las ventajas. Pueden ser interesantes las estrategias de cooperación con clientes y proveedores como, por ejemplo, en las industrias automovilísticas.