El déficit lleva siendo años el mayor problema de España. De hecho, oímos hablar de él, y del necesario control a toda costa para reducirlo ya muchos meses. Cada vez que se hace un recorte o se toma una decisión que no gusta o que puede generar cierta polémica social, siempre se ha colocado a éste como el principal motivo para llevarla a cabo. Pero todo parece haber caído en saco roto con la llegada de las elecciones. Si ya la reforma fiscal ha resultado bastante chapucera para la mayoría de expertos, ha sido duramente criticada desde Europa y los técnicos de Hacienda la han calificado como algo que no es lo que parece y que no hará rebajar la factura de impuestos de los españoles; el déficit se desbocará también por otros motivos. En este caso a causa de las Comunidades Autónomas.
De hecho, el último informe elaborado por Fedea asegura que el déficit se encuentra otra vez en peligro por los presupuestos inflados de las Comunidades Autónomas. De hecho, el problema es precisamente que los ingresos están calculados muy por encima de lo que serán, con lo que al final, el gasto se comerá el restante y no cumplirán con lo pactado como máximo para el déficit que se tiene pactado en el conjunto del Estado.
El informe de Fedea incide en que las previsiones de las Comunidades Autónomas para el ejercicio es demasiado optimista, y que precisamente por ello considera unos ingresos de un 17% más de lo obtenido el año anterior, lo cual no es una cifra demasiado factible teniendo en cuenta el actual crecimiento y el estancamiento aún vigente de la mayoría de operaciones comerciales interiores. Aunque el empleo va dando buenas señales, éstas aún no justifican tanto optimismo que pasará factura, y de no corregirse tendrá un impacto negativo en el déficit.
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