Tal y como hemos estado escuchando durante este último año, los avances tecnológicos son cada vez mayores, y en un abrir y cerrar de ojos podemos ser conscientes de que no dejan de avanzar.
Todo avance de carácter tecnológico afecta al país y el entorno en el que se está desarrollando, y eso tiene una consecuencia en su economía, puesto que la misma, y los actores que intervienen en ella, deben adaptarse a trabajar utilizándola.
En este último año hemos sido testigos de cientos de avances nuevos en las tecnologías, sobre todo los que afectan a los sistemas electrónicos, tales como videoconsolas, televisiones y su calidad en la definición, teléfonos móviles, tablets y demás sistemas similares.
No obstante también hemos recibido noticias sobre algo que a priori tenía todas las papeletas para ser una idea que se desarrollaría más tarde.
A pesar de la falta de confianza del ciudadano de a pie, se ha llevado por fin a cabo un proyecto con mucho trabajo e investigación detrás, la impresora 3D, pero no sólo la que imprime objetos, sino la que permite que el usuario obtenga como resultado algo tan básico como los productos alimenticios.
Y es que la NASA ha tenido la iniciativa que podrá ser causa del próximo desarrollo de una amplia gama de impresoras 3D-Food. De la que hablamos, tiene la capacidad para imprimir pizzas.
La NASA explica de la manera más sencilla posible a los ciudadanos de Estados Unidos cómo funciona la famosa máquina:
“En lugar de usar gotas de tinta las impresoras arrojan partículas (normalmente de algún material plástico que se endurece al secarse), y en lugar de pintar un papel, construyen objetos a partir de la impresión de láminas horizontales apiladas, una a una.”
Y es que como es natural, si avanzan las tecnologías, las empresas deben adaptarse a los nuevos sistemas que demande el momento y el consumidor. Se entiende que con estas máquinas decrecerá el número de personas que asistan a los supermercados de aquí a una década, tanto como para considerarlo un inconveniente.
No obstante no es así como se lo ha tomado Oreo, que ya ha creado máquinas de vénding en las que las galletas se imprimen a demanda mediante una máquina que permite, además, personalizar el diseño exterior. El conseguir adaptarse así a la demanda, la situación y la tecnología, puede llevar a la empresa a un notable crecimiento, siempre y cuando no deje de fabricar como lo hacía de manera habitual para los supermercados, puesto que no todos los demandantes de las famosas galletas tienen la suficiente capacidad adquisitiva como para permitirse tener en casa una máquina de estas características.
Pero no sólo la gran nación ha sido capaz de desarrollar un dispositivo de dichas características, en España también podemos disfrutar de este novedoso aparato.
La empresa española, Natural Machines , lanzará en 2015 una máquina que permitirá imprimir carne, verduras, frutas y masas, entre otras, ya que tiene carga simultánea para 5 cápsulas, con lo que se podrán diseñar menús a la carta, de distintas formas geométricas y alturas, y que no se podrían hacer a mano.
Es imprescindible la adaptación de las empresas a la situación tecnológica por la que pase el país en el que desarrollan su actividad económica, eso se traducirá en un crecimiento empresarial cada vez más próspero.