Nacida el 4 de diciembre de 1954 en Miami, fundada por James McLamore y David Egerton en un concepto diferente al que existía y que se ha mantenido hasta hoy: ”The Home of The Whopper”, Burger King comenzó a expandirse cuatro años después de su lanzamiento, primero por Estados Unidos y más tarde por el resto de América. No tardaría en hacerlo por el resto del mundo convirtiéndose en una empresa multinacional.
Por otro lado, Tim Hortons es una cadena de cafeterías fundada en 1964 por Tim Horton y Jim Charade en Hamilton, Ontario (Canadá). Está especializada en café, donuts y bollería industrial. Este grupo también consiguió una gran expansión, sobre todo por Estados Unidos, logrando en su país de origen superar en número de franquicias a McDonald’s y ostentando el 60% de la cuota de mercado nacional en cafeterías, superando a la multinacional Starbucks.
Aun que parezca que estas dos cadenas sólo tengan relación por el sector en el que trabajan, esto va más allá, y es que ayer mismo se anunció por el mismo Burger King la fusión entre ambas empresas, llegando a un acuerdo para adquirir por unos 11.400 millones de dólares a la canadiense.
Al fusionarse con la canadiense, líder de ventas de cafés y donuts en su país, con lo que se crearía la tercera compañía de cadena de comida rápida más grande del mundo, al sumar 23.000 millones de dólares en ventas, y más de 18.000 establecimientos en cien países, un verdadero éxito empresarial.
Aún así y a pesar de que la propia Burger King lo haya confirmado y anunciado públicamente, la confirmación de este acuerdo empresarial necesita el visto bueno del Gobierno de Canadá. Tanto el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como el Congreso han criticado esta práctica y estudian medidas legislativas para que se pueda prohibir.