La verdad es que se nota que estamos en plena recta de arranque de las elecciones. Vemos como los políticos se tiran los trastos a la cabeza y cada uno de ellos apuesta por llamar la atención de sus votantes, o de los votantes de los demás con propuestas de lo más variopintas. Y viendo la tasa de paro y la de trabajadores sumidos en la pobreza, dado que no les llega lo que ganan para sobrevivir, parece que la idea de que el Salario Mínimo Interprofesional se eleve de los 645 euros actuales comienza a estar presente en más de una de las ideas que se van proponiendo.
A cualquiera que se le pregunte si se puede vivir en España con 645 euros, probablemente se responda que no. El punto clave para diferenciar lo que puede ser una propuesta partidista sin más, y la que puede ser real implica en todo caso dos cosas. La primera es que el empresario no solamente abona esos 645 euros de Salario Mínimo Interprofesional, y que por lo tanto para conseguir beneficios el trabajador debe producir más que esa cifra total en la que se incluye la Seguridad Social. Y eso en unos tiempos en los que el consumo está bajo mínimos.
En todo caso, la otra cuestión es saber hasta que punto un trabajador debe cobrar una cantidad x independientemente de lo que se haga. Quizás en ese planteamiento es en el que se hierra. De ese modo, vemos situaciones de compañeros de empresas que sin hacer nada, o haciendo poco, tienen por ley el mismo derecho de pago. Mientras que los que se esfuerzan y sacan la empresa adelante deben conformarse con lo mismo, porque sino, los costes no son asumibles. ¿No sería mejor un modelo por incentivos y una rebaja de todo lo que encarece esa contratación mínima de los 645 euros de la que nadie nunca habla?
Imagen: Serge Saint
