Las previsiones sobre el crecimiento de España se mantienen en positivo. Aunque no sea de ayuda para muchos, porque ese positivo es solo parte de haber caído demasiado en los años anteriores, es un alivio viendo el panorama internacional. En Capitalibre ya habíamos hablado anteriormente de la posibilidad de que la zona euro no mejorase en cuanto a expectativas, y los últimos datos lo corroboran con estancamientos, caídas o peores previsiones en los principales países que son el motor económico; es decir, Alemania, Italia y Francia.
Sin embargo, parece que el tema de Alemania y su disminución en las previsiones de crecimiento es uno de los que más daño hace. Al fin y al cabo, Berlín parece estarse mostrando inflexible ante peticiones como la de Francia de apostar a la recuperación y al estímulo dando más tiempo a las políticas que pretenden controlar el déficit público. Pero ahora que la guerra se libra en casa propia, porque los primeros datos publicados en previsión hablan de un descenso importante en su crecimiento, puede que las cosas cambien. O puede que no. Y más bien va a ser la segunda de las tesis viendo las respuestas que da Berlín ante los datos.
Actualmente se estima que la economía alemana crecerá un 1,2% en 2014 y un 1,3% en 2015. Éste puede parecernos un buen número dependiendo de con qué o quién lo comparemos. Pero si nos hacemos eco de las anteriores previsiones, la cosa se pone un poco complicada. De hecho, antes de este último informe se preveía un crecimiento para los germanos del 1,8% para este año, y de un 2% en 2015. Es decir, no ha sido una caída leve, sino más bien una realmente importante.
Pero al menos de momento, Alemania echa la culpa a la economía y factores exteriores para justificarse. Así que no se prevé en el corto espacio de tiempo un cambio de rumbo respecto a la austeridad.
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