La polémica está servida. Y la amenaza de si no me dan lo que quieren me voy, no es la primera vez que la vivimos en Europa. De hecho Reino Unido ha utilizado la estrategia en múltiples ocasiones, y dado el aumento de los antieuropeos dentro de sus fronteras, su premier parece confiar en que le funcionará mejor que otras. La última de Cameron es que pretende cargarse todos los manifiestos que se han puesto sobre la mesa al definir la Unión Europea como territorio común. Así, propone entre otras medidas que todo europeo que vaya a Reino Unido en busca de trabajo y no lo encuentre en 6 meses, deba obligatoriamente abandonar el país.
Esa es solo una de las medidas que nos podrían afectar a los españoles, que en tantos han emigrado a Londres en busca de un futuro mejor. Hay más. Por ejemplo, la imposibilidad de acceder a ayudas o beneficios sociales durante los primeros cuatro años que permanezca un europeo dentro de las fronteras de Reino Unido. Vamos, que en resumen lo que se pretende es eliminar derechos y mantener de los tratados de la Unión Europea, solo aquello que le conviene a Inglaterra; una ventana para el comercio y para el turismo.
Y como quizás la cosa no funcionaba siendo la única que lo solicitaba (Alemania hizo algo parecido pero en términos más livianos declarando que si no hay fondos tienen prioridad los alemanes), ha directamente amenazado con abandonar la Unión Europea. Esto lleva años pasando con ciudadanos europeos como búlgaros o rumanos, a los que se le han limitado sus derechos. Pero ahora, la factura la pagaríamos todos. Y quizás ahora así, en un ambiente de emigración continúa como vivimos actualmente en España, nos demos cuenta de tantas cosas que hemos hecho mal anteriormente. Y sobre todo, pretendamos enmendarlas y no ceder a la primera de cambio.
Imagen: Lali Masriera
