Las pensiones que el Estado debe pagar superan con creces a los ingresos que se obtienen por la vía de la Seguridad Social. De hecho, con los actuales balances, se calcula que el ministerio de Empleo necesita de 10.000 millones de euros al año extras para poder asumir todos los pagos que tiene consolidados en ese período. Eso significa que hay un importante agujero y que se recurrirá en más de una ocasión a la ya conocida como caja de las pensiones, para poder asumir todos esos pagos a jubilados y a otros colectivos con derecho a pensión.
Es cierto que el principal problema del desfase de las cuentas entre lo que se ingresa y lo que sale en forma de pensiones dentro de la caja de la Seguridad Social está fomentado por el alto desempleo que existe en nuestro país. Con la tasa de activos a la baja, y muchos contratos temporales y precarios, no se consigue subir la recaudación como otrora. Pero hay otro factor que incide de forma negativa a la hora de entender lo que ocurre con el balance de pago de las pensiones españolas. Se trata de todo lo que se cubre dentro de ese apartado de la Seguridad Social.
Un reclamo que desde hace ya mucho tiempo se hace desde distintos colectivos es que la caja de la Seguridad Social de las recaudaciones se utilice íntegramente para pensiones contributivas y para aquellas pensiones que tengan carácter temporal pero que estén relacionadas con los activos. Todo lo demás, es decir, las pensiones no contributivas, las pensiones relativas a orfandad, o las pensiones de viuvedad deberían salir de otro lado. Concretamente de la partida de presupuestos del Estado, ya que no pueden incluirse en un mismo saco al no hacer referencia al mismo derecho por el que se está pagando. En otros países, ya se hace esta diferenciación, y las cuentas salen mucho mejor.
Imagen: Partido Popular de Galicia