La búsqueda de financiación es uno de los principales problemas de todo emprendedor que quiera expandir su negocio rápidamente. Los emprendedores queremos acceder a financiación barata y perder el menor control posible de nuestro negocio.
Ya en Capitalibre hemos tratado diversas fórmulas de financiación interesantes para las empresas como el factoring, leasing y el confirming pero, en general, son más indicadas para negocios más consolidados.
Dentro del ecosistema emprendedor lo habitual es encontrarse formas de financiación que, a cambio de invertir en nuestro proyecto, nos exijan un porcentaje de participación en nuestra empresa. Aquí aparece el préstamo participativo, un mix entre capital riesgo y préstamo tradicional con numerosas ventajas para esta etapa inicial.
¿Qué es exactamente el préstamo participativo?
Tal y como define el artículo 20 del Real Decreto-Ley 7/1996 del 7 de junio, es un préstamo que tiene dos tipos de interés, uno fijo y otro variable. El fijo suele ser relativamente bajo e independiente de cómo vaya nuestra empresa, mientras que el variable va en función de alguna métrica que mida la evolución de nuestro proyecto (beneficios, volumen de negocio y otros).
¿Qué ventajas tiene para nuestro nuevo negocio?
Normalmente no se exigen garantías de ningún tipo, es decir, la garantía será nuestro proyecto empresarial. Si bien es cierto que, normalmente, te suelen exigir que tú hayas invertido en tu empresa al menos un porcentaje de la cantidad que estés solicitando como préstamo. No van a financiar un proyecto por el que nosotros mismos no apostemos.
El hecho de que el tipo de interés fijo sea bajo y que el variable vaya en función de la evolución de nuestro proyecto nos ayudará en las etapas iniciales, pagaremos más cuanto más ingresemos.
Otra ventaja muy interesante es que el pago de intereses que hagamos (tanto del fijo como del variable) los podremos deducir en nuestro impuesto sobre sociedades, teniendo así un valioso ahorro fiscal.
Además, este tipo de préstamos suelen venir acompañados por amplios plazos de carencia del principal, es decir, no pagaremos la amortización del préstamo al inicio, solo pagaremos los intereses. Esto nos ayudará en el comienzo de nuestro negocio reduciendo nuestros costes iniciales.
Y la ventaja más importante, no tendremos que introducir nuevos socios en nuestro proyecto manteniendo el control de nuestra futura empresa. Nos evitamos la posibilidad de encontrarnos con socios hostiles que puedan derrumbar nuestra sociedad. Tiene buena pinta, ¿verdad?
Algunas empresas públicas ofrecen préstamos participativos con muy buenas condiciones como ENISA. Si estás comenzando con tu negocio, y tienes menos de 40 años, te recomiendo mirar la línea de jóvenes emprendedores y, si perteneces al resto de los “mortales”, la línea de emprendedores.
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