Existen cuatro formas. Estas estrategias pueden utilizarse de forma independiente o combinada dependiendo del modelo de dirección que adopte la empresa diversificada.
Influencia individualizada en cada negocio: la oficina central intenta influir sobre la estrategia competitiva de cada negocio, tratando de crear valor mejorando los resultados individuales de cada negocio. Las acciones posibles a realizar son participar en las propias decisiones estratégicas que debe tomar cada unidad de negocio, fijar objetivos de resultados, aprobar o rechazar proyectos de inversión, nombrar o destituir al responsable de la unidad de negocios o mediante el diseño de un sistema de control y auditoría de resultados de cada una de las unidades de negocio.
Influencia en las interrelaciones entre negocios: la oficina trata de fomentar la cooperación y las interrelaciones entre los distintos negocios mediante la generación y explotación de sinergias y/o la transferencia de conocimientos y/o habilidades. La influencia se puede ejercer mediante estructuras organizativas y los procesos de decisión, la fijación de políticas y orientaciones generales, los sistemas de precios de transferencia, las presiones sobre los responsables de negocio y los sistemas de incentivos de los mismos. Cuanto más estrechas sean las interrelaciones entre los negocios, mayores serán las oportunidades de crear valor.
Prestación de servicios y funciones centrales: tratarían de dar apoyo a los responsables de los distintos negocios en aspectos que requieren unos conocimientos o experiencia especial. La creación de valor se produce como consecuencia de la influencia beneficiosa que estos departamentos centralizados tienen sobre los responsables de negocio y que no podrían tener por sí mismos ni contratarlos en el exterior o los tendrían en peores condiciones calidad o de coste. En otras ocasiones, la creación de economías de escala permitiría crear valor para la empresa.
Actividades de desarrollo corporativo: la oficina central no trata de crear valor en sus relaciones con los negocios actuales sino tratando de decidir acerca de la composición de la cartera actual mediante la definición de las direcciones del desarrollo estratégico redefiniendo las unidades de negocio actuales, optando entre inversiones internas o adquisiciones, eligiendo posibles alianzas o decidiendo el ámbito geográfico.
Las condiciones para crear valor:
– Prueba del atractivo: que la industria en la que se piensa invertir tenga un grado de atractivo alto o pueda tenerlo en el futuro (ej: industrias emergentes)
– Prueba del coste de entrada: que la empresa reduzca los altos costes de entrada a una industria atractiva por las relaciones que tiene el nuevo negocio con los anteriores, a través por ejemplo, de la generación de economías de alcance.
– Prueba de la mejora: consiste en comprobar si el nuevo negocio puede mejorar su ventaja competitiva como consecuencia de su incorporación a la cartera de negocios de la empresa mediante, por ejemplo, la utilización de una marca conocida.
La superación simultánea de las tres pruebas anteriores es relativamente difícil, por lo que existen numerosos casos de fracaso.