Tras ver ciertos activos en los que podemos invertir como la renta fija y la renta variable, lo ideal es intentar tener nuestras nuestro ahorro lo más diversificado posible. Para un gurú de las finanzas escoger valores y crear carteras de inversión puede resultar tarea sencilla, pero para los menos adentrados en la materia la mejor opción sería decantarse por los fondos de inversión.
Un fondo de inversión no ni más ni menos que un patrimonio el cual está formado por las aportaciones de los partícipes del mismo. Con esas aportaciones se realiza la gestión de diferentes activos (en función de la categoría). Esta gestión es realizada por una sociedad gestora, que es la encargada de sacar el máximo partido a los fondos aportados por los inversores. Esos activos estarán bajo el amparo de una entidad depositaria, la cual es la encargada de la custodia de los valores y la tesorería que integran el fondo. Las sociedad gestora y la entidad depositaria deben ser independientes.
¿Cómo medimos la rentabilidad de nuestro fondo?. La rentabilidad de los fondos de inversión se sigue a través del valor liquidativo, esto es, el valor global de todos los activos o tesorería que componen el fondo, dividido entre el numero de participaciones que lo forman. A este valor es al que compraremos o venderemos nuestro fondo. Lo habitual, salvo fondos de inversión libres (similares a los hedge funds) o fondos de inversión inmobiliarios, es que este valor liquidativo se publique diariamente, y que el partícipe pueda obtener liquidez al día siguiente de anunciar la orden de salida del fondo.
Visto lo anterior, la pregunta es, ¿cuál debemos escoger?. La respuesta dependerá de nuestro perfil inversor, en función del mismo la CNMV ha clasificado los fondos de inversión en 16 diferentes categorías, las principales son:
– Monetario: se caracteriza por la ausencia de exposición total a renta variable (acciones), divisa y materias primas. Invierte renta fija a corto plazo y depósitos de alta calidad crediticia. El vencimiento medio de la cartera debe ser igual o inferior a 12 meses. – Renta Fija: ausencia total de renta variable en el fondo. – Renta Fija Mixta: se permite un máximo de un 30% en renta variable. – Renta Variable Mixta: el porcentaje de renta variable oscila entre el 30% y el 75%. – Renta Variable: más del 75% del fondo debe estar compuesto por renta variable.
Al margen de estas principales categorías se diferencian por su exposición a diferentes divisas, o también por contar con garantías de terceros.
Existen fondos de inversión garantizados en los que una entidad financiera o gestora nos garantiza una rentabilidad en una fecha concreta, es muy importante conocer esto, pues si nos queremos salir del fondo en un momento anterior a la fecha marcada saldremos al valor liquidativo de cotización en ese momento, con lo cual podremos no obtener la rentabilidad deseada (garantizada), o incluso tener una pérdida. Que no os engañen con la liquidez de los fondos garantizados, líquidos sí, pero a precio de mercado.
Uno de los puntos fuertes de los fondos de inversión es su fiscalidad. Los rendimientos obtenidos por compra-venta de participaciones en fondos de inversión tienen el carácter de ganancias patrimoniales cuya retención será del 21%. ¿Qué ventaja tienen los fondos de inversión? Éstos no tributan hasta que vendemos nuestra participación y recuperamos la inversión por lo tanto podemos decidir en qué momento queremos tributar por las ganancias obtenidas. Además desde 2003 podemos traspasar nuestra inversión de un fondo a otro sin tributar, alargando la tributación. ¿Cuáles son los efectos de esto?
– Al no retenernos nada hasta el momento que decidimos recuperar la inversión, nuestra rentabilidad mejora. Veamos dos ejemplos con 1000€ de inversión. En el caso A, tengo un fondo de inversión que ofrece una rentabilidad del 3% nominal anual, en el caso B, un depósito que renuevo anualmente y ofrece el 3% anual. Como observaréis el hecho de acumular la rentabilidad sin retención alguna nos proporciona unas mayores ganancias.
– Otra de las ventajas de la fiscalidad de los fondos de inversión es que podemos escoger el momento en el que tributar y adaptar nuestra tributación a nuestras necesidades, retrasar la recuperación de la inversión a momentos de bajada de la tributación o repartir nuestra ganancia patrimonial en dos ejercicios. Por ejemplo en ocasiones para percibir ciertas ayudas, becas o subvenciones nos exigen que no hayamos tenido una ganancia patrimonial de cierto límite en el ejercicio, con los fondos de inversión podremos repartir nuestra ganancia patrimonial en dos ejercicios simplemente recuperando la mitad el treinta de diciembre y el resto el dos de enero.
En definitiva, fiscalmente los fondos de inversión resultan atractivos, son productos líquidos pues en general nos proporcionan una liquidez diaria, y las comisiones de las gestoras no suelen ser excesivamente altas. El problema en España es la pasividad de las gestoras, las cuales intentan ceñir su cartera a lo más parecido al índice de referencia, como podría ser el IBEX 35 en el caso de un fondo de renta variable española, en lugar de crear un mayor valor y hacer una gestión más activa.
Espero que estos consejos os sirvan de ayuda para el presente o el futuro. ¿Quién se anima a invertir?